03/May/2024
Editoriales

De Circos y maromas

La monotonía del remoto rincón novohispano llamado Ciudad Metropolitana de  Nuestra Señora de Monterrey, era difícil de romper. La rutina de trabajo-descanso-trabajo era interminable; acaso los domingos ofrecían alguna actividad diferente con la Misa, pero había que volver a la ganadería o a la labor, pues los animales y hortalizas no descansan el domingo. Las actividades más ‘divertidas’ eran la escalofriante presencia de indios bárbaros y el extremoso e impredecible clima. 

 

Sólo en las fiestas patronales y onomásticos reales había festividades públicas que, sin embargo, eran más ritual que entretenimiento. Así las cosas, las verdaderas diversiones venían esporádicamente en las compañías ambulantes de espectáculos con magos -prestidigitadores-, maromas -acrobacias-, arlequines -mimos o payasos-, y animales amaestrados que se podían disfrutar en las plazas públicas a cambio de algunas monedas voluntarias después de la función.  

 

Las actividades de estos actores se podían clasificar de dos formas: si pagaban al municipio el precio de la función eran artistas o, en caso contrario, eran vagos que podían ir a prisión, confiscárseles sus bienes y ser entregados a un patrón que los enseñaría a trabajar. Por su parte, los cabildos eran cuidadosos de asegurar el pago, pues era uno de sus escasos ingresos extraordinarios. 

 

El Circo había llegado a la Capital virreinal desde 1808 con el Real Circo Ecuestre y su espectáculo del inglés Philip Lailson, pero no podía cobrar al público; sobrevivía con aportaciones voluntarias de los asistentes. En nuestra Ciudad, al iniciar la vida independiente, las Maromas eran una diversión muy esperada, aunque de vez en cuando propiciaran problemas, como la que se menciona en este documento de la Era del Imperio Mexicano: 

 

Causa formada de oficio por el Alcalde 1o. de esta Ciudad, en averiguación del alboroto que se formó en las Maromas, continuada por el Alcalde 1o. don Francisco Bruno Barrera. 

 

En 1837, el sistema centralista formó las prefecturas, grupos de municipalidades regidas por un Prefecto que informaba a Santa Anna y a Anastasio Bustamante de todo lo que sucedía hasta en la más pequeña alcaldía de México. En nuestra entidad, los controles estaban a cargo de tres prefectos con sede en: Monterrey, Cadereyta Jiménez y Linares. Veamos cómo informaba el municipio de villa de Santiago a la prefectura de Monterrey, sobre una feria que no sólo incluía Maromas: 

 

Carta dirigida al Prefecto del Distrito de Monterrey por Antonio Treviño y Martínez, Juez 1º de Paz de esta Villa, sobre no tener envío a la tesorería general de los ramos de licencia de juegos de gallos, maromas, extracción de ganado, derecho municipal, rifas, ventas de constituciones del Estado y licencia de juegos no prohibido 

 

Las Maromas se convirtieron alrededor de 1839 en un espectáculo más organizado. El Circo era una especie de rodeo o charreada, que incluía acrobacias a caballo, algunas de alta peligrosidad, otras de belleza artística y otras más cómicas. Por ello, el Cabildo solicitaba para su presentación, precauciones similares a las del toreo. 

 

Ya para ese tiempo, la diferencia entre Maromas y Circo era que en las Maromas uno o dos actores o acróbatas se presentaban en la plaza a cambio de una aportación voluntaria, y el Circo era todo un espectáculo programado con varios actores y acróbatas que brindaban sus actuaciones por un precio prefijado. 

 

Sesion ordinaria del 6 de Septiembre de 1839. Reunidos este dia los Señores Capitulares el Señor Carreño espuso que los empresarios del circo no quieren convenir en que la diversion de Equitacion se aga como la de toros con cuya virtud se acordó se lleve adelante lo acordado ayer con lo que se levanto la sesion doy fé. Firmas 

 

Se presenta en Monterrey el primer Circo mexicano

En 1841 se presentó en Monterrey el primer Circo mexicano, propiedad del primer payaso nacional, José Soledad Aycardo, quien había operado por años la Carpa de la Vecindad de la Calle de Argentina de la Ciudad de México. Aycardo -payaso, titiritero, acróbata, cantante y bailador-, se dedicó a reclutar talentos callejeros en pueblos y ciudades del país, y al llegar a Monterrey ya tenía los elementos necesarios para debutar el Circo Olímpico, y así lo hizo. 

 

En 1843 se dio permiso de instalar un “volantín”(especie de sillas voladoras accionadas por tracción animal), y el mayordomo municipal enviaba al ayuntamiento los ingresos por multas y licencias de las Maromas: 

 

Sesion del 4 de Septiembre de 1843. Leida y aprovada la acta anterior prestó juramento el Regidor Don Bernabe Gonzalez por Don José María García Davila... Se consedió licencia al volantin Luis Samudio para que pueda ejercer su profesion pagando dies reales por funcion antes y dos pesos de la feria y dies y ocho durante ella.  Se mandaron á su respectiva carpeta tres oficios del mayordomo de propios en que acusa recivo al Jusgado 1o. de dose pesos de multa y treinta reales de licencia de maromas. 

 

Ante el amago militar norteamericano, la gente iba al Circo

En las investigaciones históricas suelen aparecer datos inesperados y algunas veces difíciles de interpretar. En este caso encontramos un oficio fechado en mayo de 1846, es decir, cuatro meses antes de la anunciada invasión norteamericana, que refiere a cuatro funciones de Circo en la Ciudad. Es preferible pensar que se trataba de actos de ignorancia, antes que de indiferencia, pues sería especular acerca de la existencia de cierta frivolidad de la sociedad regiomontana, contraria a su imagen nacionalista. 

 

Oficio que el Juzgado 1º dirige al Sr. Mayordomo de Propios de Monterrey, en la que dice remitir ocho boletas de licencias para hacer funciones de maroma (circo). 

 

Y aún más, se le pidió al Cabildo de Monterrey permiso para presentar otras funciones adicionales de Circo, aunque no se sabe a ciencia cierta si dichas funciones se llevaron a cabo. 

 

30 de Julio de 1846. Leida y aprobada la acta anterior. se dió cuenta con lo siguiente… Se acordo asignarse como pero al empresario de circo y animales justamente cada una funcion que haya en los días de la feria… Doy fe. Firmas 

 

Lo que no deja ninguna duda es que, con la excusa de que se conseguirían 50 pesos para la construcción de defensas ante la inminencia de la invasión, se solicitaron ¡más funciones de Circo!  

 

Sesión del 13 de Agosto de 1846. Leida y aprobada la acta anterior se dió cuenta con lo siguiente… Se reservó para la sesion inmediata la instrucción sobre si hade haber o no funcion unica de toros y circo acordandose solamente que el cerco de la plasa se concluya y se libren a favor del presidente de la comision de fiestas cincuenta pesos que ha pedido con este objeto. 

 

Aún gobernando los norteamericanos, se daban permisos para Circos y bailes

No deja de ser motivo de pasmo la indolencia mostrada cuando, en plena tragedia de ocupación militar de la Ciudad por parte de los norteamericanos, los regiomontanos continuaron disfrutando de las funciones circenses. En un documento redactado en inglés y en español, se expresan las licencias de Circo y baile que el Municipio dio durante el año de 1846, primero de la ocupación militar: 

 

APUNTE DE LAS LICENCIAS DE CIRCO Y BAILE QUE SE DAN POR EL JUZGADO PRIMERO CONSTITUCIONAL DE MONTERREY, EN EL MES DE NOVIEMBRE. PÁGINAS 035 - 036 LOG OF PERMISSIONS FOR CIRCUS AND BALLS GRANTED BY THE SUPREME COURT OF MONTERREY IN NOVEMBER. PAGES 035 - 036 

 

Terminada la ocupación militar de Monterrey -en 1849-, con el país en crisis de auto estima, por la derrota y la pérdida de los territorios nórdicos, con mayor razón el Circo regresó a la Ciudad, pues se requerían eventos que levantaran el ánimo popular. 

 

Sesion del 10 de Septiembre de 1849. Leída y aprobada la acta anterior se dió cuenta con lo siguiente…. Se mandaron a su carpeta dos voletos de vaile valiosos de 4 pesos: 2 pesos de una licencia de circo 

 

Así, la presencia de los circos se convirtió en lugar común. Sus programas eran casi los mismos de siempre: sin carpa ni gradas, sólo se cerraba con tablas un pequeño círculo que contenía al espectáculo y se cobraba la entrada. Consistía en algunas barras, aros y trapecios para maromas; algún payaso o mimo; caballos, marmotas o perros entrenados.  

  

Llegó un “Circo Mecánico”

Hasta que el 1° de julio de 1861 llegó una novedad, y el Cabildo discutía la posibilidad de cobrar un poco más de lo acostumbrado a un “Circo Mecánico” pues había obtenido buenas ganancias. Como tal se entendía una colección de autómatas o muñecos de cuerda que hacían acciones repetitivas variadas, y por novedoso, tuvo muy buen éxito. 

 

Sesión ordinaria del 1o de Julio de 1861 Presidencia del Señor Sandoval D. Blas. Aprobada la anterior acta…. otro acuerdo ympuestos por su propia vista los mas de los señores capitulares de los cuantiosos productos que está teniendo el C. Aleman Friedrich con el circo mecanico fundandose que ha habido dia que gane mas de 100 pesos que nunca dejara de hacer 50 diarios: que sus gastos son cortos: que en otras ciudades ha pagado 12, 15 y 20 y tantos por funcion segun el mismo se ha espresado: que esa clase de divercion trae algunos males por razon de entretenimiento de andadores y otras personas de lo cual a habido algunas reclamaciones y otras muchas razones vertidas en la discusión acordaron (ilegible) que desde este dia satisfaga 5 pesos por funcion. 

 

A Maximiliano le gustaba el Circo

A nivel nacional, otro promotor del Circo fue el emperador Maximiliano, quien trajo al famoso Circo italiano de Guiseppe Chiarini, presentándose en Querétaro, Puebla y Ciudad de México. 

 

Para el año 1863 los empresarios circenses pretendieron mejorar los espectáculos rentando los terrenos y las gradas que se usan para los toros. El Cabildo respondió que estos bienes (la Plaza de San Francisco y una anexa al templo del Sagrado Corazón) eran propiedad de la Iglesia y que sólo ella podía arrendarlos. 

 

Sesion ordinaria del 14 de Diciembre de 1863. Presidencia del Señor Perez Don Marín. Abierta la sesion…El Señor Presidente manifestó que varios empresarios de funciones de Circos y otros desean que se les alquilen tierras de la vela y bancos de la plaza de toros que en tal concepto puede acordarsele conveniente respecto de esas solicitudes y de la que se hace de una parte de la vela referida para la funcion de la Yglesia, enterada la Corporacion de lo espuesto acordó que solamente para la Yglesia se facilite la necesaria. 

 

Al fin llegaron los Circos con sus carpas, gradas y animales

En las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras del Siglo XX -en el porfiriato- vinieron con frecuencia a Monterrey los primeros circos modernos, con carpa y gradas; animales exóticos como camellos, monos, leones, y ya participaban personas con defectos físicos -sobre todo enanismo-. 

 

Entre estos circos destacaron el Circo Orrín, cuya atracción principal era el payaso inglés Ricardo Bell. Y el Circo Americano que ya presentaba las primeras bellezas circenses que generaron algún roce con la moralista sociedad porfiriana. También vino la Gran Compañía de Acróbatas de Valkinbury que, en sus tiempos, fue un gran espectáculo de trapecios. 

 

Otro importante fue el Circo Atayde -el primero cien por ciento mexicano-, fundado en 1888 y que sobrevive hasta la actualidad. Traía payasos, contorsionistas, acróbatas y animales amaestrados. Pareciera ser que con ellos visitó la Ciudad el primer elefante que, como es fácil imaginar, fue todo un éxito. En estas fechas el Cabildo estableció que los circos debían instalarse fuera de la Ciudad, para que los ruidos de los animales no molestaran a los vecinos.  

 

Los villistas acosaban a las mujeres del Circo

La Revolución Mexicana redujo la presencia circense en la Ciudad y en el país, por el peligro que representaba para los actores. Existen relatos -en el Bajío y en Chihuahua- de que las mujeres de los circos peligraban ante la presencia de los soldados villistas que amenazaban violarlas. En uno de estos casos, uno de los hermanos Atayde entregó todo el dinero y todos los caballos a Villa a cambio de la seguridad de las mujeres. 

 

Comienzan los desfiles del Circo por las calles de Monterrey

Para el año de 1937 regresó la actividad circense a la Ciudad con la presencia del Circo Internacional, que se presentó en la Plaza de Toros Coliseo y, por primera vez, hubo desfile del Circo por la Ciudad. Después vino, en 1938, el Circo Carnaval que presentaba también cantantes -una mezcla de circo y carpa artística-. Y en 1942, vino a la Ciudad un pequeño circo propiedad de Juan Zamarripa e hijos.  En esa época, seguido se presentaban en la Ciudad el Circo Alegría, y el circo Fernandi. 

 

A partir de la década de los años cincuenta, dominaron la actividad circense en México los circos García Hermanos y el Circo Atayde mismos que se presentaban en Monterrey un par de veces al año. 

 

Se prohiben los animales en los Circos

La actividad circense era una fuente de trabajo para muchas personas que laboraban directa o indirectamente en la presentación de ese espectáculo. Pero en el año de 2014 el Congreso de la Unión prohibió los animales en los circos, representando una tragedia para tanto para cirqueros como para los animales ya que el 80% murió en los siguientes seis meses de la prohibición pues no hubo lugares gubernamentales ni de las ONGS para protegerlos y pasaron a refugios insalubres o fueron adquiridos por propietarios irresponsables. 

 

Ahora los circos presentan solo espectáculos de acróbatas y de payasos, esporádicamente la ciudad es visitada por circos de talla internacional como el Cirque du Solei y el Circo Chino de Pekín. 

 

El Covid 19 casi acabó con todos los Circos

Para colmo de los cirqueros, la pandemia del Covid 19 cerró las puertas de los espectáculos como los circos y muchos artistas tuvieron que salir a los cruceros citadinos a hacer malabares por monedas, vender comida chatarra en las plazas y parques desiertos por el confinamiento. 

 

Quienes de niños asistimos a los circos, nos duele que la mayoría haya desaparecido. Su magia nos ayudó a abrir nuestra imaginación a lugares de fauna exótica y personajes peliculescos. Sin embargo, el Circo ya tenía décadas de haber perdido su espectacularidad, ante lo digital. Pero aún existe la esperanza de que regrese la gloria de nuestros trapecistas y payasos de fama internacional; de que los niños vivan por un momento esa otra realidad, la optimista, pues pesadillas pandémicas y restrictivas ya tienen a granel. 

 

Fuentes:  

Archivo Histórico de Monterrey 

Colección Causas Criminales, volumen 47, expediente 758-D 

Correspondencia; volumen 39, Expediente 5, folio 6. 

Guerra México-EEUU, Volumen 1, expediente 9, folio 5 

Actas de Cabildo: 6 de septiembre de 1839; 30 de julio de 1846; 4 de septiembre de 1843; 13 de agosto de 1846; 10 de septiembre de 1849; 1 de julio de 1861; 14 de diciembre e 1863; 

Contemporáneo, volumen 36 expediente 1; volumen 168, expediente 1; volumen 123 expediente 3; volumen 32 expediente 5; volumen 168, expediente 5. 

https://yapclown.wordpress.com/2017/06/05/jose-soledad-aycardo-el-primer-payaso-de-circo-en-mexico/ 

https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/el-circo-el-circo