04/May/2024
Editoriales

Más les vale que detengan los feminicidios

La racha de feminicidios en Nuevo León nos trae muy nerviosos; tan sólo imaginar que alguna mujer de nuestra familia sufra un atentado nos enfurece. 

He reprobado públicamente las expresiones salvajes de un grupo de mujeres que vandalizan nuestro patrimonio histórico, pues nada ganan con ello y sí hacen mucho daño a la sociedad.

Sin embargo, ellas tienen razón al exigir que haya castigos ejemplares a quienes cometen estos alevosos crímenes contra las mujeres.

Empero, antes de castigarlos deben localizarlos y detenerlos, pues la tardía y desesperante respuesta de la policía encargada de combatir a los criminales nos irrita. 

No es posible que el padre de una de las víctimas haya encontrado por vía del GPS el lugar en donde estaba secuestrada su hija y la policía haya tardado tres días -o algo así se dijo en prensa- para catear ese domicilio. 

Es injusto y aberrante que nuestras mujeres vivan en nuestro estado como si fueran animalitos herbívoros quienes, a sabiendas del papel que juegan en la cadena alimenticia, se asoman varias veces antes de salir de su escondite para cerciorarse que no está cerca un depredador. 

Decía Jorge Luis Borges (hablando de los bonaerenses), que “por más juntos que estemos, no nos une el amor, nos une el espanto”.

Desafortunadamente necesitamos tiempos difíciles como estos que actualmente vivimos para unirnos todos en defensa de lo más valioso que tenemos en las familias: nuestras mujeres.

Por un breve instante flaqueé dándoles razón a las vándalas que destruyen el patrimonio para protestar por la inacción de las autoridades, pero luego regresé a la cordura para coincidir con Borges: que este temor nos una más a nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y nietas.

Si el gobierno es incapaz de brindar seguridad a las mujeres -principio fundamental de la razón de ser del gobierno- busquemos la forma de que toda la familia esté muy atenta al itinerario de la piedra angular de nuestros hogares. 

Pero eso no significa que dejemos de presionar a los responsables de la seguridad: o protegen a nuestras familias, comenzando con nuestras mujeres y niños, o busquen quién los proteja de nosotros, que esa causa sí nos une a todos.