27/Apr/2024
Editoriales

La piel tostada

Los humanos nunca estamos conformes con lo que tenemos. Los famosos quieren pasar desapercibidos y los ignotos darse a conocer; las chicas güeras pagan por tostarse en el sol, mientras las morenas por blanquearse. Así somos los de esta especie animal que presumimos de ser pensantes. Pocos aspectos son tan ruines como la discriminación que los de piel blanca practicaron por siglos a los de piel negra. 

La discriminacion racial fue común en países anglo sajones como Estados Unidos por larga data. Cuando esta poderosa nación invadió Haití en 1915, el secretario de estado Robert Lansing alcanzó a declarar que ‘la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, pues tiene una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización’. William Philips, cabecilla de la invasión dijo que ‘este pueblo es inferior, incapaz de conservar la civilización que dejaron los franceses’, porque Haití había sido la más rica colonia de Francia, por sus grandes plantaciones y mano de obra esclava. Montesquieu escribió desde el siglo XVIII en El Espíritu de las Leyes: ‘El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos que son negros y tienen la nariz tan aplastada que es imposible tenerles lástima. Es impensable que Dios, que es muy sabio, haya puesto un alma, sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro’.                                                                       

El filósofo e historiador David Hume, decía haber comprobado que el negro ‘puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla ciertas palabras’. Para fortuna de estos grandes filósofos, todos ellos murieron antes de ver a un hombre de color serio y oscuro llamado Barack Obama presidir la pujante y vanidosa nación norteamericana. Y además cómo seis mil millones de televidentes en el mundo distinguían con facilidad a los blancos jugadores argentinos que enfrentaron en la final de Qatar a los futbolistas franceses cuya mayoría luce orgullosamente su piel color tostada.