25/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Octubre 21 de 1866: sale rumbo a Veracruz, el emperador Maximiliano de Habsburgo para regresarse a Europa tras abdicar el trono. Pero cuando iniciaba su viaje terrestre fue alcanzado por un grupo de mexicanos conservadores que le plantearon que desistiera de su propósito de abandonar México, pues ellos le ayudarían “desinteresadamente”, y además coincidió que en ese momento Maximiliano recibió una carta de su madre, la emperatriz Sofía, explicándole que no era tiempo de regresar a Viena. Esta casualidad le impactó, pues su carácter era voluble, y decidió quedarse a seguir luchando por conservar lo que consideraba suyo, el Imperio Mexicano.

Huelga decir que a Maximiliano lo había dejado desamparado Napoleón III cuando retiró las tropas francesas que apoyaban a Maximiliano porque necesitó enviarlas a otros frentes de guerra más productivos, ya que el Imperio Mexicano había resultado difícil de gobernar, y además, estaba quebrado económicamente. Maximiliano entonces, escribió la llamada “Proclama de Orizaba” en la que dice retomar el poder para convocar a un Congreso Nacional con la representación de todos los partidos políticos y las regiones del país. El ingenuo europeo cayó en el garlito de creerle a los mexicanos imperialistas quienes temían perder sus prebendas con la presidencia liberal de Benito Juárez. Como se sabe, Maximiliano fue derrotado y fusilado en Querétaro por nuestro paisano Mariano Escobedo, siguiendo las instrucciones del Benemérito de las Américas.