25/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Julio 28 de 1957: un fuerte temblor, de 7.7 grados Escala Richter, sacudió a la Ciudad de México, causando 160 muertos y serios daños a la infraestructura, sobresaliendo entre ellos la caída del emblemático monumento El Ángel de la Independencia. Esta figura tan querida por todos los mexicanos convocó a una repuesta rápida, pues se generó en toda la nación un sentimiento de tristeza y pesimismo pues la caída de un ángel significa -en el culto popular-, la derrota de un ideal.

El epicentro del sismo se localizó en las costas de Guerrero, y desde luego que este no fue el primero ni el último de los temblores que han sacudido a la Ciudad Capital de México, pero sí fue hasta ahora la única vez que se quedó la columna de la Independencia ubicada en Paseo de la Reforma sin el ángel custodio que la corona. Existen datos de temblores desde el año 1460, aunque sea sólo en crónicas sin fichas científicas. De 1603 en adelante ya existen informes de los terremotos, que contemplan los efectos y sus comparativos con los antecedentes, pues fue hasta el año de 1935 cuando se estableció un sistema de medición o escala sismológica de aceptación universal llamada de Richter. El nuestro es uno de los países más sísmicos del mundo, su geología refleja que buena parte del territorio nacional está sometido a grandes esfuerzos que causan, entre otros efectos, grandes terremotos. La Ciudad de México ha sufrido siempre con estos fenómenos naturales.