20/Apr/2024
Editoriales

Septiembre 26 de 1988: el Comité Olímpico descalifica al jamaiquino Ben Johnson, medalla de oro en 100 metros planos en los juegos olímpicos de Seúl.

Septiembre 26 de 1988: el Comité Olí­mpico descalifica al jamaiquino Ben Johnson, medalla de oro en 100 metros planos en los juegos olí­mpicos de Seúl. Johnson fue la sensación mundial... por tres dí­as, pues al término de la carrera en donde implantó tremenda marca de 9,79 segundos dejando a más de un metro atrás a su acérrimo enemigo, el velocista estadounidense Carl Lewis, y un poco más atrás al británico Linford Christie, hubo de entregar una muestra de orina, prueba obligatoria a todos los atletas, ganen o pierdan en una olimpí­ada.

Y resultó positiva en un control de esteroide anabolizante Stanazol, con lo que fue además de desconocido como campeón olí­mpico, enviado a su casa para terminar de ver las olimpí­adas por televisión, y fue expulsado de las competencias por dos años. Entonces el oro fue concedido a Lewis y la plata a Christie. Hasta ahí­ el escándalo fue mayúsculo, recuerdo que ese dí­a tení­amos aquí­ en Monterrey una comida del club social donde yo participaba y se suspendió el tema que se tratarí­a, para discutir esa decisión olí­mpica.

Pero no termina allí­ la historia, sino que terminada la olimpí­ada, en otra competencia posterior, Lewis dio positivo también por drogas ilegales y en otra, Christie igual dio positivo en el anti doping. Nunca dijeron los jueces de la olimpí­ada que Lewis habí­a dado positivo tres veces antes de las pruebas de selección para las olimpí­adas de Seúl, pero habí­a afirmado que los resultados eran debido a la "medicación para un resfriado" y los jueces se lo creyeron. Y sigue la novelona, pues en 1993 Johnson regresó por sus fueros a competir, pero ya lo tení­an bien fichado, así­ que le rascaron tantito y se descubrió que habí­a tomado de nuevo sustancias prohibidas y entonces sí­ fue excluido del atletismo de por vida. Este caso es muy sonado porque despertó la conciencia del uso de drogas entre los grandes atletas.

No entiendo cómo algunos defienden un proyecto de legalización absoluta de las drogas si a todas luces modifican las funciones normales del organismo y la prueba es esta, que a los drogados no se les permite competir en ningún deporte, porque representan un peligro para los que compiten contra ellos y para su propia salud.