Editoriales

Los últimos de Filipinas

57 soldados se atrincheraron en Baler, una aldea de la isla de Luzón, Filipinas y no se enteraron que la Guerra Hispano – Norteamericana (1898) había terminado, hasta el 2 de junio de 1899. Ellos estaban cumpliendo con su deber de pelear contra los gringos por la posesión de esa colonia que anteriormente perteneció a México (Nueva España) y que estaba en disputa por Estados Unidos como estaban también todas las posesiones españolas en el Caribe.

El famoso desastre español del 98 conlleva la pérdida de todas las colonias españolas de ultramar.  Pero nadie les dijo a esos 57 soldados que ya habían perdido la guerra. Y no les dijeron porque ellos no permitían que nadie se acercara a su sitio porque lo consideraban una treta del enemigo, así que no le creían a los filipinos, mucho menos a los yanquis, así que la única opción fue que un teniente coronel español se acercó hasta la puerta de la iglesia de Baler a decírselos y estos no le creían hasta que mostró unos periódicos españoles viejos y entonces se percataron de la verdad. Aceptaron abandonar la plaza pero sólo si no eran prisioneros pues si sería en esas condiciones, ellos pelearían hasta la muerte. Terminaron siendo héroes y sus nombres están de nomenclatura en las calles de las ciudades españolas.