20/Apr/2024
Editoriales

De números imaginarios

Nada tiene qué ver esto con la frase de que yo tengo otros datos o números. A quien le debemos la etiqueta de “números imaginarios” es al genio francés René Descartes (1596-1650) cuyas curiosas ecuaciones no eran de números habituales. Un número imaginario es un número complejo cuya parte real es igual a cero.

Los ingenieros calculistas son muy prácticos; usan en sus cálculos los números imaginarios que, a pesar de parecer imposibles los números imaginarios, o números complejos son muy “rentables” por tener una utilidad real para resolver problemas que parecieran ser imposibles. Cuando Michael Farady descubrió la corriente alterna en la década de 1830, los números imaginarios adquirieron una realidad física. Para entender este concepto, tomemos un número cualquiera (que no sea cero) y multipliquémoslo al cuadrado o por sí mismo y se obtendrá un número positivo. Pero eso se complica si lo hacemos con números negativos (-1 x -1, por ejemplo) que dará un resultado positivo pues dos negativos dan un resultado positivo. Pero si pensáramos que -1 x -1 es igual a -1, podríamos dividir cada lado por -1 y terminar concluyendo que -1 = 1, que no tiene sentido. Así que mejor digamos que -1 x -1= 1, positivo.

Sin embargo, los números complejos empiezan con la raíz cuadrada de -1, pues ¿qué número elevado al cuadrado da -1? así que ya entramos a los números complejos. No hay ninguna raíz cuadrada de -1, y para trabajar con estos esquemas, habrá que entrarle a los números imaginarios. Para el diagrama de Argand (Jean Robert Arnand) todo número complejo tiene una "pareja" denominado "conjugado". El mundo de los números es inmenso y permite llegar a niveles insospechados. Nunca ha sido mi fuerte esta parte del conocimiento, pero nunca reprobé matemáticas. La cronología de los números imaginarios es más o menos ésta: En el año 1572, Rafael Bombelli calculó con números imaginarios. En 1777 Euler usaba el símbolo "i" para representar la raíz cuadrada de -1. En 1811 Carl Friederich Gauss trabajaba con funciones variables de números complejos y en 1837 William R. Hamilton trataba a los números complejos como pares ordenados de números reales. Está fácil ¿no?