27/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Octubre 9 de 1921: el ingeniero Constantino de Tárnava, transmite el primer programa de radio desde la primera radiodifusora en Latinoamérica que nace en Monterrey, con las siglas TND (Tárnava Notre Dame) de contenido musical. Este científico estudió ingeniería en la Universidad de Notre Dame, Indiana, y transmitió -haciendo historia-, con un equipo de apenas 50 watts, desde su casa paterna, ubicada en las calles de Guerrero y Padre Mier. Hasta el año de 1929 transmitió una y otra vez desde la sala de su casa. De las siglas TND pasó a CYD, para, en 1929, terminar convertida su estación en la XEH, ya en formato comercial e identificada como ‘La Voz de Monterrey’. El 19 de marzo de 1930 nació la segunda estación de radio en Monterrey, identificada por las siglas XET, en las calles de Hidalgo y Galeana, propiedad de Emilio Azcárraga Vidaurreta, un tamaulipeco avecindado en Linares, quien después –en septiembre de 1930- fundaría en Ciudad de México, la XEW. 

El pionero Constantino de Tárnava, nació en Monterrey el 26 de febrero de 1898, estudiando en el colegio Marista Hidalgo de nuestra Ciudad y en 1913 estudió telegrafía sin hilos, en el St. Edwards College, de Austin, Texas. 

En 1918 ingresó a la Universidad de Notre Dame, Indiana, para estudiar ingeniería eléctrica, y durante unas vacaciones de verano vino a su tierra y montó un taller con piezas de desecho -bulbos y despojos de aparatos eléctricos de la Primera Guerra mundial-, una estación de radio experimental, transmitiendo a dos radioaficionados que había en Monterrey: Rodolfo de la Garza, gerente del Banco Nuevo León; y R. Bermúdez, fabricante de acumuladores. En verano de 1920 transmitió las noticias que leía de El Porvenir, y el 9 de octubre de 1921, logró la primera transmisión de radio en vivo en América Latina. En 1923 el presidente Álvaro Obregón le dio permiso oficial para transmitir programas culturales. Tárnava era un genio, pues además fabricaba aparatos eléctricos que vendía casa por casa en el centro de la ciudad, y en 1926 fundó el “Observatorio Meteorológico Constanino de Tárnava”. Su vida es representativa de los neoleoneses que han hecho grande a nuestro estado con trabajo y creatividad. Le dio a Monterrey la distinción de ser la Ciudad pionera en la radio en Latinoamérica, y pionera en contar con el primer observatorio meteorológico. El ingeniero Tárnava murió a los 76 años de fructífera vida -en 1974-, y tan infausta noticia pasó semi – desapercibida por el grueso de la población que no conocía su historia.