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Se confirma: Trump retoma la política exterior de Obama

"Intervención humanitaria" se llama y Rompe el magnate con una de sus promesas de campaña

Luego de los sorpresivos ataques del presidente Donald Trump a Siria, sus aliados y adversarios han buscado un significado más amplio de su decisión.

¿Es Trump ahora un intervencionista humanitario, dispuesto a esgrimir el poder militar estadounidense cuando los gobiernos extranjeros amenazan a sus propios ciudadanos? ¿Es un comandante en jefe de las fuerzas armadas que en su momento se manifestó en contra de una intervención en Siria, pero que ahora está preparado para meter de lleno a Estados Unidos en el conflicto? ¿Está volviéndose contra Rusia, uno de los principales mecenas de Siria, después de meses de coquetear que procurarí­a lazos más estrechos entre Washington y Moscú?

Trump dirí­a que tan solo es flexible, una doctrina de polí­tica exterior que está surgiendo y deja margen de maniobra para la evolución y la incertidumbre.

"No tengo que tener una manera especí­fica, y si el mundo cambia, yo hago lo mismo, yo no cambio", declaró Trump el miércoles, un dí­a después del ataque con armas quí­micas en Siria que lo impulsó a ordenar bombardeos a una base aérea del gobierno. "Bueno, yo sí­ cambio y soy flexible, y me siento orgulloso de esa flexibilidad".

Los aliados en Medio Oriente y Europa que criticaron duramente las medidas de Trump para impedir el ingreso de refugiados sirios a Estados Unidos aplaudieron su decisión de lanzarse contra las fuerzas militares del presidente sirio Bashar Assad, luego de ver las imágenes de niños muertos en los ataques con armas quí­micas. Sin embargo, lo hicieron sin que Washington diera ningún indicio claro sobre los siguientes pasos que tomará en Siria.

La embajadora de Trump ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, dijo que Estados Unidos está dispuesto a aplicar más medidas contra Assad, mientras que funcionarios en la Casa Blanca advirtieron que los ataques no representan un cambio radical en la polí­tica estadounidense.

Mark Feierstein, que se desempeñó en el Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno de Barack Obama, señaló que es difí­cil deducir una dirección de la polí­tica de Estados Unidos con base en las acciones de Trump en Siria porque el presidente "no está atado a ninguna ideologí­a o conjunto de ideas".

Pero para algunos partidarios de Trump, la elasticidad ideológica es una virtud en un presidente que asumió el cargo sin experiencia práctica en polí­tica exterior. Ellos afirman que eso le otorga al exmagnate de los bienes raí­ces un margen de maniobra para aprender sobre el puesto y aceptar consejos de asesores más experimentados.

"Pienso que, a medida que pasa el tiempo, cada dí­a que ha pasado, él comprende cada vez más lo crucial del liderazgo de Estados Unidos", comentó el senador republicano Bob Corker, de Tennessee, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara alta.

Trump contendió para la presidencia como republicano, pero tiene pocos ví­nculos con la filosofí­a tradicionalmente conservadora del partido. Con frecuencia se ha apoyado en su flexibilidad como una manera de asegurarles a los estadounidenses que algunas de sus propuestas menos convencionales y polémicas fueron tan solo sugerencias.