03/May/2024
Editoriales

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Mayo 8 de 1984: Se reubica, obligado por la construcción de la Macroplaza de Monterrey, el Mural relativo a la fundación de la Ciudad, autoría del arquitecto Joaquín A. Mora. El gobernador Alfonso Martínez Domínguez, promotor de esta magna obra que transformó el rostro de Monterrey, estuvo pendiente de que el traslado se realizara con todos los cuidados necesarios para no dañar tan importante obra pues se movería desde los terrenos de la antigua Alberca Monterrey, en Zaragoza y Allende, hasta el predio destinado a ser el Palacio Legislativo de Nuevo León, sito en las calles de Zaragoza y de Matamoros.

Se desprendieron de la obra original miles de pequeñas piezas de mosaico y se colocaron en el mencionado sitio, siendo responsable de esta restauración el maestro Manuel Serrano Cabrera, quien se aseguró que el mural conservara su esencia pues representa los momentos más relevantes de la historia de Monterrey, en el mismo sitio en donde posteriormente se colocaría el monumento a Diego de Montemayor, fundador de nuestra Ciudad Capital de Nuevo León. Como marco del mural se construyó una fuente simbolizando la presencia del agua que manaba en los llamados Ojos de Agua de la Ciudad, fuente histórica del vital líquido que atrajo a Don Diego y a las familias pioneras que le acompañaban en el mes de septiembre de 1596.