25/Apr/2024
Editoriales

El nacimiento de una estrella

El 25 de enero de 1745, Luis XV invitó a un baile de disfraces, y como tenía cuatro meses sin amante oficial, las jóvenes ambiciosas asistieron todas para intentar ser la favorita del rey. Serlo significaba acceder a una vida a todo lujo, y tratar con políticos y artistas.

Nadie sabía que Luis XV ya traía en mente a una joven bonita, de muy alta cuna y bastante lista, quien tenía, sin embargo, un pequeño defecto intrascendente: era casada. Él quiere señalarla como su amante en ese baile, pero antes divertirse un poco. El rey se disfrazó de árbol y ordenó a ocho hombres de su confianza que se disfrazaran igualito que él, a efecto de que las jóvenes no puedan distinguirlo, por lo que las cortesanas coquetean con los nueve “árboles” porque alguno de ellos era el rey de Francia.

Así que mientras las demás perdían el tiempo con algún rey falso, Luis XV descubrió su rostro cuando bailaba con Madame de Pompadour, que era la elegida previamente. Esta bella mujer se quedó a vivir en el castillo y resultó además de muy culta, una extraordinaria bailarina, pues el minué lo ejecutaba como nadie; y su carácter era propio para la política, mucho más que él. De ese día en adelante, todas las ceremonias oficiales tuvieron una maestra de ceremonias, con tal garbo que, en poco tiempo, Luis XVI fue el rey que tuvo el honor de ser amante de madame Pompadour. Ah, por cierto, de María Leszczynska, la reina oficial de Francia en ese tiempo, nada se sabe…