04/May/2024
Editoriales

Nunca te des por vencido

Hay una especie de bambú, el Bambú Japonés, de características muy especiales. Para reproducirse es necesario que sea sembrada la semilla e iniciar un largo proceso que implica abonar la tierra y regarla de manera frecuente, durante siete años, lapso en el que no se ve ninguna señal externa de que haya germinado siquiera.

Si el cultivador es inexperto o no tiene la disciplina necesaria, se puede desilusionar pensando que la semilla sembrada no sobrevivió y abandonar la siembra, convirtiendo así en realidad sus sospechas de fracaso. 

Sin embargo, si se proporciona el cuidado antes dicho, durante el séptimo año -en un periodo de seis semanas- la planta de Bambú Japonés crece al rededor de 30 metros, diez más que las otras especies de su familia originaria de la India, cuyas cañas son también ligeras y muy resistentes.

En ese largo y desesperante tiempo de siete años, creció todo un complejo sistema de raíces que permitirá sostener el crecimiento súbito de esa especie vegetal.     

La madre naturaleza nos manda un importante mensaje filosófico con este ejemplo de crecimiento inopinado, condicionando a desarrollar previamente un proceso de crecimiento interior, aplicable en muchos aspectos de nuestras vidas.

Por ejemplo, la preparación de un aprendiz o estudiante puede ser muy larga -tanto o más que la del Bambú Japonés- pero si se tiene la disciplina de aprender todos los días más y mejores aspectos de su oficio o profesión, llegará el momento de brotar ante los azorados ojos de los demás como todo un experto y triunfar en un breve lapso.

Lo mismo sucede con los movimientos sociales de inconformidad que se van forjando por largo tiempo hasta que se enraizan profundamente y, una vez maduros, irrumpen con una revolución que de pronto cambia todo el esquema para favorecer a los inconformes llevando a la cima a nuevos dirigentes y derrocando a los obsoletos.

El principio natural que estudiamos aplica también en nuestras actividades diarias que muchas veces creemos que no estamos avanzando en nuestros proyectos y podemos desesperarnos, pero muchas veces sólo estamos creciendo en nuestro interior para avanzar considerablemente.  

Si en las elecciones de pasado mañana los que no obtengan la victoria se desilusionan y abdican de sus principios y valores, sólo serán parte de una anécdota política. Pero si con paciencia rescatan la experiencia vivida y continúan creciendo al interior de sus respectivos grupos, en las próximas elecciones pueden llegar al éxito y entonces su crecimiento será exponencial.