Editoriales

Las sandías y las nueces

Un día de verano caluroso, Hodja se bajó de su burro a descansar a la sombra de un nogal, cerca de una plantación de sandías. Observando el paisaje, dijo después de media hora:

_Qué extraño que Dios haya creado a las sandías que crecen en tan fino tronco, y a las pequeñas nueces que brotan de un árbol tan inmenso.

Al rato, una nuez cayó del árbol y golpeó su cabeza.

Sobándose en la parte adolorida de su cráneo, dijo:

_¡Dios sabe lo que hace! Si las sandías crecieran en árboles ahora tendría yo mi cabeza rota.  

 

Cuento popular turco, versión libre mía