03/May/2024
Editoriales

¡A mover la refinería suspendiendo el gasto de las campañas! ¿Cuánto vale nuestra salud?

Hasta hace un par de décadas nos asombraba la alta contaminación del aire en la Ciudad de México. Las notas periodísticas decían que había gente con mascarillas caminando en el Bosque de Chapultepec, para protegerse del fenómeno de Inversión Térmica.

 Y no pasaron cinco años cuando comenzamos a sentir también en Monterrey picazón en la garganta y en los ojos, pero decíamos que esto no era nada comparado con el Valle de México. 

 Sin embargo pronto comenzaron a voltearse los papeles y comenzó el run – run de que aquí estaba peor que en México, hasta que ello se convirtió en una verdad periodística.

 Hace unos días la noticia fue que Monterrey alcanzó a ser por breve tiempo la ciudad capital de la contaminación mundial, lo que, como era de esperarse encendió todas las alarmas.

 Porque hace poco más de un año que se publicaron fotografías de las criminales emisiones de humo color rojizo y luego negro de la refinería de Cadereyta, operada por PEMEX.

 Y de ahí para acá empezó un asombroso avance de la descomposición del aire que respiramos todos. 

 Apenas en el año 2022 la OMS publicó el listado de los sitios más contaminados del mundo y de Nuevo León, el municipio de García era el peor, en el sitio número 719, luego aparecía Escobedo en el lugar 901, Santa Catarina en el 907, San Nicolás en el 1026, San Pedro en el 1143, Guadalupe el 1343 y Monterrey en el sitio número 1234 del mundo.  

  Ahora dicen que fuimos el número uno; qué barbaridad. Y no estamos hablando de un problema menor, pues estamos viviendo una época de cambio climático que, combinado con la contaminación de suelo, aire y agua, existe el riesgo de que se repita la gran tragedia vivida por nuestro planeta hace muchos siglos.

  El calentamiento de la Tierra en varios grados es real; las grandes y repentinas heladas, más la contaminación atmosférica, huelen a preludio de un nuevo apocalipsis, que iniciaría con una importante merma en la fauna de todo el globo terráqueo.  

  Los científicos calculan que, si continúa el actual ritmo de extinción, a fines de este siglo habrá desaparecido la mitad de las especies conocidas en el mundo. 

 Hasta ahora, la principal causa de extinción han sido los cambios ambientales repentinos. El primero fue hace 438 millones de años, que un enfriamiento global extinguió el 70% de la vida marina. El segundo fue hace 365 millones de años, que el nivel del mar bajó demasiado y causó la extinción de muchos invertebrados marinos y peces. El tercero fue al final del Pérmico (hace 245 millones de años), que se formó la Pangea Supercontinental y otra disminución del nivel del mar causando la extinción del ¡96%! de especies marinas. El cuarto fue en el Triásico (hace 208 millones de años) que una baja del nivel del mar extinguió al 40% de todas las especies. Y el quinto (Cretácico – Terciario), fue cuando un meteorito impactó a la Tierra causando gran actividad volcánica que extinguió el 70% de las especies animales incluyendo a los dinosaurios. 

  Estas etapas en la historia de la Tierra son datos duros, puede fallarles a los científicos un poco sus cálculos del tiempo, pero de que existieron tales cambios ambientales repentinos, es algo indiscutible, pues hay evidencias claras. 

 La discusión ahora es por qué sobrevienen esos cambios climáticos extremos y repentinos. Algunos científicos dicen que son por causas mayores del Universo, mientras otros piensan que la contaminación que los humanos generamos los provocan.

 Sea lo que fuere, nosotros tenemos la obligación de dejarle a nuestra descendencia un mundo vivible y una de las condiciones sine qua non que tenemos que solucionar es la contaminación ambiental, cueste lo que cueste. Y si fuera un asunto económico, debemos saber que las enfermedades relacionadas con la contaminación cuestan a los habitantes del Área Metropolitana de Monterrey, entre 4 y 8 mil millones de dólares anuales.

 

   El gobierno federal está invirtiendo miles y miles de millones en otra refinería nueva y en un trenecito que beneficia a unos cuantos mexicanos, mientras aquí hablamos de millones de neoloneses. ¡Que muevan la Refinería de Cadereyta! ¿Cuánto dinero puede costar esta obra? ¿Cuánto dinero están gastando en las campañas políticas? ¿Cuántos años serían del dinero que gastamos en medicinas? Y lo más importante ¿Quién puede calcular el precio de las vidas que se pierden por enfermedades causadas por la contaminación?