"...se mantendrá en estrecha comunicación con el Banco de México para tomar, de manera responsable y a tiempo, las medidas que permitan preservar la estabilidad macroeconómica de México con el fin de proteger la economía de las familias...." Dijo el secretario de Hacienda Luis Videgaray al anunciar un recorte en el gasto público en el próximo año 2017 como "medida preventiva" frente al impacto de la caída de los precios del petróleo y la expectativa de que esos precios se mantendrán bajos. Como se sabe, en este 2016 se ordenó un recorte de 130 mil millones de pesos (mdp) y el año anterior, el 2015, un recorte de 124 mil mdp.
El del 2017 será de 135 mil mdp aproximadamente según dijo. Un día antes, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens -- un banco que es "autónomo" en relación al gobierno y al pueblo de México pero que recibe las órdenes del Banco de Pagos Internacionales de Basilea Suiza y de la Reserva federal de los Estados Unidos--, propuso ese recorte en el gasto para hacer frente al "choque tan brutal " que recibirá el país como consecuencia de la caída de los precios del petróleo y pidió que el presupuesto "refleje la nueva realidad de una caída de 70% en el precio en relación al que se había presupuestado".
Es previsible que estos recortes y ajuste en el gasto conduzcan a una caída mayor del crecimiento económico de nuestro país, a un mayor desempleo, al aumento de la pobreza y a la bancarrota y cierre de miles de negocios y empresas grandes y pequeñas. Sin embargo, si a costa del sacrificio de nuestro país el gobierno logra su tan preciado y casi sagrada "estabilidad macroeconómica", va a proteger "a las familias" pero no las de México sino las de Wall Street que son las que están amenazadas de bancarrota por el derrumbe del negocio petrolero y la burbuja que construyeron con esa y con otras materias primas y "commodities" con las que estuvieron especulando en los últimos años después de que les reventó la "burbuja de las hipotecas" en el 2009.