24/Apr/2024
Editoriales

La Invasión Norteamericana. Cuarta parte. La Guerra de Texas I

 

En los tres primeros textos vimos que desde antiguo Estados Unidos intentaba adquirir territorios de Nueva España, lo cual debió provocar el reforzamiento de los medios de defensa novohispanos. Sin embargo, nunca se tomaron medidas efectivas y llegaron los grandes eventos como la Independencia de España y la instalación de la Monarquía Mexicana. Entonces, la esclavitud, la religiosidad y el centralismo sirvieron de pretexto a los sajones para iniciar la Guerra de Texas.  

 

Debemos aclarar respecto a esta guerra de 1836, que suele ser descripta en términos simplistas, llegando al límite de la locución latina Reductio ad absurdum -reducción al absurdo- cuando se resume… ‘en 1836 Santa Anna se emborrachó con una mujer que le enviaron los milicianos sajones de Texas, fue prendido y obligado a firmar un tratado cediendo Texas’. Esto no es cierto pero tampoco falso, es, simplemente incompleto. 

 

El papel de José María Tornel 

Ciertamente el presidente con licencia López de Santa Anna, dirigía personalmente el “Ejército de Operaciones” para recuperar Texas; pero poco se comenta que el ministro de guerra de Barragán, el general José María Tornel, dirigía desde la Ciudad de México una alegre e imaginaria guerra de papel que dejaba a Santa Anna en una desventaja insuperable: nunca le avisó de la oculta mano del gobierno de Estados Unidos en la escisión de Texas, suministrando armamento moderno estadounidense, con balas de casquillo, pues los mexicanos debían cargar cada tiro con pólvora, mecha y munición.       

 

Es triste para un personaje histórico el olvido, como también el interminable repudio. Antonio López de Santa Anna es inolvidable pero lo hemos convertido en el monstruo causante de todos nuestros males; y José María Tornel es un nombre inocuo en los textos de historia. 

 

Tornel, veracruzano nacido en Orizaba en 1789, ingresó a la insurgencia en 1813, y en alguna ocasión salvó la vida de Guadalupe Victoria. Se adhirió al Plan de Iguala en 1821 y fue cercano a la emperatriz Ana María. Fue hombre de confianza de Victoria; después constituyente al Segundo Congreso Constitucional (1823-1824) y ministro plenipotenciario de México ante Estados Unidos, nombrado por Vicente Guerrero y sostenido apenas por Bustamante. 

 

Estados Unidos quería en 1830 iniciar la negociación para comprar Texas

A principios de mayo de 1830, Tornel llegó a Baltimore y mal atracaba en el muelle cuando un senador de Estados Unidos -según el propio Tornel-, le inquirió si traía instrucciones de negociar la venta de Texas. En ese viaje advirtió el poderío militar estadounidense y la ambición que despertaban los territorios mexicanos. En 1831 escribió a Bustamante recomendándole suspender toda venta o cesión de territorios a extranjeros en cualquier parte del país y sobre todo en Texas, pero fue ignorado. 

 

A su regreso, Tornel encontró a Santa Anna en la cumbre del poder. Y pronto se adaptó a la nueva realidad transformándose, de liberal sincero, a pragmático  santanista. Y así en el periodo de Miguel Barragán fue Ministro de Guerra y Marina. 

 

Tornel escribió libros de historia

Escribió dos obras: “Texas y los Estados Unidos de América en sus relaciones con la República Mexicana” (1837) y “Breve reseña histórica de los acontecimientos más notables de la Nación mexicana desde el año de 1821 hasta nuestros días”, que son una mezcla de hechos históricos narrados con cruda culpa y desesperadas justificaciones.

 

Desde luego que no llegan a ser clásicos de historia mexicana como las de Riva Palacio, Alamán, Carlos María Bustamante o Lorenzo de Zavala, pero aporta datos relevantes. Tampoco son una autobiografía exculpatoria como las de Iturbide, Gómez Pedraza o Santa Anna, pero sus semblanzas de Guadalupe Victoria, Manuel Gómez Pedraza, Miguel Ramos Arizpe, y Lorenzo de Zavala son notables. 

 

Al margen de las aportaciones literarias de algunos autores decimonónicos, el país daba tumbos caminando rumbo al despeñadero con revueltas a granel. En el Sur, el héroe de la Independencia Juan Álvarez se alzaba contra el centralismo; el gobernador de Zacatecas, Francisco García ‘Tata Pachito’, se sumaba al movimiento federalista, y aunque en menor grado, lo apoyaban el gobernador de Nuevo León, Manuel María de Llano y el de Coahuila y Texas, Agustín Viesca. 

 

Separa Santa Anna a Aguascalientes de Zacatecas

Esto hizo que El Seductor de la Patria dejara su retiro en ‘Manga de Clavo’ para castigar a los rebeldes, excepto a Juan Álvarez, pues Santa Anna evitaba enfrentarse a un personaje de ese tamaño. Mejor partió a Zacatecas con 4 mil hombres y sin violencia tomó la Ciudad de Aguascalientes, separándola del estado, al que dejó sin su localidad más rica. 

 

En Nuevo León impuso en el gobierno del estado a Juan Nepomuceno de la Garza y Evia, mientras en Coahuila y Texas quitaba a Viesca para colocar a su cuñado Martín Perfecto de Cos -veracruzano que llegó al grado de Brigadier a la sombra de Santa Anna, aunque jamás hubiese ganado una batalla-. 

 

Barragán gobernó sólo con actos ‘sociales’

Mientras, en Ciudad de México, el presidente Barragán ‘gobernaba’ entre comidas y convivios con la alta sociedad, paseando por las calles y repartiendo monedas a los pobres, desde luego, con dinero del erario. Pero al unísono, el Congreso discutía una nueva Constitución -ahora centralista-, conforme al proyecto político de Santa Anna. 

 

Asalta Travis el puerto de Anáhuac, Texas

A la chita callando, el 20 de junio de 1835 un grupo de colonos anglosajones asaltaron el puerto de Anáhuac, Texas -al Este de Houston- comandados por William B. Travis, abogado de Carolina del Sur, teniente coronel del Ejército Texano, que murió en El Álamo. Travis no era colono, sino que llegó ex profeso de Estados Unidos a comandar el Ejército, supuestamente en protesta por las leyes aduaneras mexicanas.  

 

El 22 de junio de 1835, Jim (James) Bowie -nacido en Kentucky, esclavista y tunante que, fraudulentamente, se apropió de tierras en Texas, y que murió en el Álamo de tifoidea- dirigiendo a algunos milicianos anglosajones saqueó una armería en San Antonio del Bejár; y trató de alzar a las tribus indias en contra del gobierno mexicano, pero no tuvo eco. 

 

Liberan a Esteban Austin y se consolida su liderazgo en Texas

Esteban Austin, preso por conspiración y traición a la patria en la Ciudad de México -había sido aprehendido por Viesca en Saltillo con la venia de Gómez Farías- fue amnistiado el 1º de septiembre de 1835. Austin regresó a Texas, en donde fue recibido como un libertador y un héroe, pronunciándose de inmediato por el restablecimiento de la vigente Constitución federal de 1824 y con lealtad a México. 

 

Inicia la Guerra de Texas con el pretexto de un cañón

Pero el 2 de octubre de 1835 todo se evidenció. El gobierno coahuiltexano había prestado a los colonos de Gonzáles, Texas, un cañón para defenderse de los ataques de los indígenas salvajes, y el gobernador Martín Perfecto de Cos mandó un piquete de soldados del Ejército Nacional a recoger el cañón, y fueron recibidos a balazos por los rebeldes sajones. Los sorprendidos mexicanos huyeron, y aunque fue una leve escaramuza, este hecho se considera el inicio formal de la Guerra de Texas, pues en el ataque murió un soldado mexicano. 

 

Se evidencia el plan de Estados Unidos y Austin para quedarse con Texas

Además así se considera porque al siguiente día, 3 de octubre de 1835, Esteban Austin se quitó la máscara de negociador pro México, para declararse por la guerra. Y casualmente inversionistas, especuladores de tierra, y traficantes de armas de Nueva York, Pensilvania, Georgia y Nueva Orleans, empezaron a reclutar “voluntarios” para la guerra, muchos de ellos eran migrantes europeos que, sin trabajo deambulaban en los estados del Sur, y se enlistaron por las promesas de estímulos económicos. 

 

Al advertir el tamaño del movimiento, el gobernador Martín Perfecto de Cos se asustó y se acantonó con la mayoría de sus tropas en San Antonio del Béjar. Por lo que el líder de los  texanos rebeldes, Stephen Austin, a mediados de octubre sitió esta Ciudad.

 

Los texanos estaban armados con rifles modernos norteamericanos

El 27 de octubre una división de texanos rebeldes, encabezada por Jim Bowie y James Fannin -militar nativo de Georgia egresado de West Point, que ingresó al Ejército texano dejando al estadounidense- se atrincheró cerca de la Misión Concepción, de San Antonio de Béjar. Al día siguiente los mexicanos atacaron a los texanos, ignorando que estaban armados con rifles modernos de fabricación estadounidense, y el Ejército Mexicano sufrió la primera gran derrota. 

 

Hasta que mes y medio después de soportar el sitio en San Antonio, a principios de diciembre se rompió y-entre el 4 y el 10 de diciembre- se combatió en las calles, pero por la misma razón anterior, los mexicanos fueron vencidos y los que pudieron se concentraron en la vieja Misión de El Álamo. 

 

Se rinde el gobernante mexicano de Texas y huye

Por si fuera poco la diferencia entrambos armamentos, el 11 de diciembre de 1835 ya estaban llegando refuerzos norteamericanos a los texanos y los mexicanos no fueron apoyados por nadie, así que el general Martín Perfecto de Cos se rindió, retirándose al sur del Río Grande.  

 

El Ejército texano, tras los triunfos en Gonzáles, La Purísima y San Antonio, incursionó al Puerto del Refugio -Matamoros, Tamaulipas-, quedándose sólo una pequeña parte en El Álamo. En ese momento los colonos eran ‘los dueños’ de Texas, pues el Ejército de Mario Perfecto de Cos había huido y el Ejército mexicano aún no llegaba.

 

Hasta finales de 1835 se sabe en la Capital mexicana de la Guerra de Texas

Fue hasta entonces cuando hubo una reacción en la Ciudad de México, pues el 30 de diciembre de 1835, el Congreso declaró “piratas” a los extranjeros levantados en armas, y que serían pasados por las armas, sin juicio, en cuanto se les capturara. 

 

En la Capital mexicana, Santa Anna se enteró de los brotes de insurrección en Texas, y se preparó para la reconquista. Barragán, su ministro de Guerra, Tornel, y el Congreso nombraron a Santa Anna comandante del Ejército de operaciones. 

 

Tornel ordenó a Joaquín Ramírez Sesma, gobernador de Zacatecas y a Francisco Vital Fernández, gobernador de Tamaulipas, que enviaran refuerzos inmediatamente a Texas, pero sus órdenes no se cumplieron. 

 

Marcha Santa Anna con un desgastado Ejército Mexicano a Texas

En el centro del país, para la guerra, se consiguieron sólo 3 mil veteranos, algunos incluso de la Guerra de Independencia en la época de Hidalgo -con 25 años de servicio- mal armados y uniformados, con la sola promesa de Barragán y el Congreso de que se enviarían recursos. Además, en lugar de viajar por tierra a Veracruz y de ahí navegar a las costas texanas, se tomó la desafortunada decisión de partir por tierra para reclutar gente en el camino, y recaudar fondos y armas. 

 

Los mandos militares que acompañaban Santa Anna eran de buen nivel

La plana mayor del Ejército Mexicano la conformaban: 

Segundo general: Vicente Filisola, napolitano que sirvió a la corona española, y que se adhirió al Plan de Iguala. Titular de la comandancia de la Centroamérica mexicana; y en 1833, comandante de las Provincias Internas de Oriente. 

Mayor general: Juan Arango, hombre de total confianza de Santa Anna, miembro de su estado mayor. 

Maestre General de Cuartel: Adrián Woll: nativo de Saint Germán en Layè, Francia, formó parte del ejército napoleónico, luego del norteamericano, y de ahí pasó al de Iturbide. Hombre fuerte en Tamaulipas, que venció los movimientos federalistas de Juan Álvarez y de Francisco García; además fue quien construyó las balsas con las que el Ejército cruzó el Río Bravo. 

Comandante de Artillería, Pedro de Ampudia: cubano que luego de haber vivido en México llegó comisionado con O’Donojú, último comandante general de Nueva España -Virrey-, y junto con él, se sumó al plan de Iguala, entrando con el ejército Trigarante a Ciudad de México. Desde entonces fue custodio de Veracruz, del Baluarte de Santiago y de la Isla de Sacrificios. 

José Urrea que en Saltillo se sumó con 600 hombres. Urrea nació en el Presidio Real de San Agustín del Tucsón -hoy Tucson, Arizona-; fue gobernador del estado de Occidente -Sonora y Sinaloa-, se unió al plan de Iguala, y luego se alzó contra el emperador en el Plan de Casa Mata. No estaba de acuerdo con el manejo de la Guerra por Santa Anna. 

 

Durante el trayecto se incorporaron pocos hombres para la guerra

Cuando llegó el Ejército a San Luis Potosí se habían conseguido 6 mil hombres; los tres mil adicionales se consiguieron por la vía de pocos voluntarios y mucha leva                   -reclutamiento forzoso de vagos y delincuentes-. De los diversos Departamentos           -estados- se pudieron conseguir sólo cien soldados profesionales, y 21 cañones. 

 

Si Santa Anna hubiese pasado por Monterrey, hubiera sido bien recibido

En cierto momento se pensó que el Ejército pasaría por Monterrey o por Santa  

Catarina, incluso se decía que el propio presidente -con licencia- llegaría a la Ciudad, y de inmediato, el Cabildo se preparó para recibirlos. 
 

“Sesion ordinaria del 14 de Diciembre de 1835. Leida y aprovada la acta anterior se dió cuenta con lo siguiente… Se nombraron en comision a mas de la de bagajes á los Señores Lachica, Tames y Penilla para recivir al E. Sr. General Santa Anna presidente de la Republica cuando llegue á esta Ciudad.

 

Sin embargo Santa Anna dividió el ejército en tres columnas: por la costa tomó Urrea; por el oeste, Gaona -hombre de confianza de Santa Anna- y por el centro directo a San Antonio, Andrade. Y Santa Anna marcharía rezagado para rematar a los tejanos. Por lo tanto ninguno de estos grupos o columnas pasó por Monterrey. 

 

Santa Anna y el Ejército Mexicano sufrió para llegar a Texas

Ni el presidente Barragán, ni el ministro Tornel enviaron apoyos o refuerzos. Santa Anna mandó que se hicieran cartuchos y se repararan fusiles en el camino, que fue largo y lleno de necesidades. La gente de los pueblos por donde pasaban soltaba los ganados y las mulas al monte para que el ejército no se los llevara. El alimento faltó al grado de que en Monclova puso a ración de media galleta -Pan bazo para trabajadores del campo- a las tropas. 

 

El resultado fue que para cuando el Ejército llegó al Río Grande sólo eran 3 mil hombres; la mitad se fugó o murió en el camino. Los texanos se alegraron y perdieron el miedo cuando vieron al Ejército Mexicano, aunque temían que Santa Anna liberara y armara a los esclavos, pues esos sí eran más de 10 mil en esos momentos. 

Murió el presidente Barragán y entró José Justo Corro

Empezando el año de 1836 -el 27 de febrero-, luego de una infección y breve agonía murió el presidente Miguel Barragán, quedando en su lugar el ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos, José Justo Corro; quien de inmediato removió a Tornel. 

 

Urrea llegó a Texas con gran empuje y los texanos declaran su independencia

Las columnas de oeste y del centro apenas avanzaban, en tanto que la de Urrea por la costa llegó triunfando en las escaramuzas de San Patricio, El Refugio, y otras menores. Cuando vieron la realidad de la presencia del Ejército Mexicano en Texas, el día 1 de marzo de 1836 se reunió un grupo delegados texanos en Washington-on-the-Brazos -uno de los poblados con más sajones de Texas en un Congreso.  

 

Este grupo de delegados rápidamente redactó una Declaración de Independencia, que fue aprobada por unanimidad al día siguiente, el 2 de marzo de 1836. Entre los firmantes se encontraban Sam Houston y Thomas Rusk. Además, tres delegados texanos -mexicanos nacidos en Texas- y firmaron todos el documento. 

 

Sitia Santa Anna El Álamo, y después lo toma, matando a todos

Desde que tomaron San Antonio, los texanos rebeldes fortificaron El Álamo, donde fueron sitiados el 23 de febrero de 1836 por las tropas mexicanas dirigidas por el propio Santa Anna. Aún sitiados, los texanos resistían porque sus armas eran mejores, a pesar de que Santa Anna lanzó advertencias de que se rindieran pues de lo contrario entraría a ‘degüello’ es decir, matándolos a todos, y colocó banderas rojas como último aviso y el 6 de marzo de 1836, Santa Anna asaltó la Misión, y en dos horas el Álamo había caído logrando escaparse dos texanos que narraron la masacre. 

 

La figura de López de Santa Anna ponía nerviosos a los texanos

La diferencia entre los dos ejércitos se llamaba Antonio López de Santa Anna, pues su audacia, soberbia y estrategia eran sorprendentes; nadie sabía cómo atacaría. 

 

Cerca de poblado Goliad -lugar donde nacería años después Ignacio Zaragoza- unos 350 texanos comandados por James Fannin fueron rodeados y capturados el 19 de marzo por el hasta ahora “invicto” Santa Anna. Una semana después, el 27 de marzo, con la oposición de Urrea, casi todos los prisioneros incluyendo Fannin fueron fusilados.  

 

Los informes optimistas de Santa Anna detuvieron apoyos de Justo Corro

Santa Anna estaba crecido y enviaba comunicados triunfalistas a toda la República. En vista de ello, el presidente José Justo Corro, detuvo el envío de tropas pues por lo visto Santa Anna se bastaba solo. 

 

Su plan era tomar San Antonio, luego Bahía de la Trinidad -hoy Houston-, y corretear a los texanos hasta la frontera, pero antes se detuvo para que las tropas descansaran en un lugar llamado San Jacinto. En ese punto hubo una inflexión importante de la guerra, pues todo cambiaría…

Continuará…  

 
 
 

FUENTES 

México a través de los Siglos, Vicente Riva Palacio, Editorial Cumbres 

Historia de México, Lucas Alamán, FCE 

Revista Política de las Diversas administraciones que la República mexicana ha tenido hasta 1837, FCE 

Memorias para la historia de la Guerra de Texas, Vicente Filisola, FCE. 

Sociedad Histórica de Dallas / Republic of Texas Press 

Recuerda el Alamo, de Frederick Coffay Yohn 

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