03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 6 de 1841: Zarpa el médico tapatío Valentín Gómez Farías -refugiado durante seis meses en Nueva York-, con rumbo a Yucatán a bordo del bergantín francés Occitanie. Fue hasta el 1º de julio cuando llegó al puerto de Sisal, y permaneció tranquilo hasta la invasión norteamericana en 1846, que retomó la vicepresidencia, pues Santa Anna traía encima a la opinión pública nacional por motivo de su derrota en Texas. El año anterior (1840), Yucatán se había escindido de México en protesta por el gobierno centralista, que degradaba a los Estados al nivel de simples Departamentos. En abril de 1840 el capitán de fragata José María Machín, al mando de una flota de embarcaciones de guerra, ordenó bombardear al puerto de Campeche, buscando someter al general Rivas Zayas, quien también desconocía al gobierno central. A mediados de julio de ese mismo año, el general Urrea con el 5º batallón de infantería atacó a Palacio Nacional y apresó al presidente Anastacio Bustamante, al tiempo que corría invitación a Valentín Gómez Farías para que fuera la cabeza del movimiento federalista, lo cual aceptó. Bustamante, aún preso en su propia oficina del Palacio Nacional, se negó a respaldar el pronunciamiento federalista, y ante su postura, Urrea y Gómez Farías decidieron liberarlo, previendo que podría terminar como un mártir. Los federalistas no obtuvieron los apoyos calculados, así que decidieron deponer las armas y se dispersaron, pero el agravio a Bustamante y a Santa Anna quedaba intacto. En agosto 18, el senado otorgó premios a los mandos militares que defendieron al gobierno de los alzados Gómez Farías y Urrea, hasta que en marzo 11 de 1841, el ministro británico Lord Palmerston y el enviado de Texas, James Hamilton, suscribieron un tratado comercial que suponía el reconocimiento diplomático de Texas como República. Pero, ante todo la pompa, y a pesar del enredo político y militar, el 25 de marzo se celebró en la capital de la República una fiesta con todo y baile en honor de Anastacio Bustamante, quien había sido nombrado “Benemérito de la Patria”. Hay algunos trozos de nuestra historia del siglo XIX que podrían ser argumentos para una opereta, pues el país se derrumbaba con entidades separadas, golpes de estado y levantamientos, mientras en la capital se daban medallas y reconocimientos, así como nombramientos eméritos…