18/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Septiembre 27 de 1821: Entra a la Ciudad de México el Ejército Trigarante de los generales Iturbide y Guerrero, dirigentes de las partes en pugna desde 1810 que Hidalgo inició la Guerra de Independencia. Quedaron atrás tres siglos de coloniaje y aunque la población no entendía cabalmente lo que sucedía, al ver reunidos marchando con sus mejores galas a insurgentes y realistas, se alegró porque eso significaba mínimamente la ansiada paz. Desfilaron 16 mil 300 hombres y estaba al frente Agustín de Iturbide con su escolta que encabezaba el general Epitacio Sánchez y 300 hombres. Después marchaban Los Dragones de México, caballería de Echávarri y los Dragones de Santander. Luego iba la tercera sección de los Fieles de Potosí, Dragones del Rey y Sierra Gorda.

Después San Carlos y Provinciales de México, Dragones de Valladolid, Moscada, Regimiento de Toluca, y la Caballería del Padre Izquierdo. Pasaron por el paso de la Garita de Belén, para irse por Paseo Nuevo o Paseo Bucarelli, dando vuelta con rumbo a la Alameda por las antiguas calles del Calvario y Corpus Christi. Siguieron por las antiguas calles de Santa Isabel con San Francisco y Plateros hasta la Plaza Mayor. Llegando entre Catedral y el mercado del Parián entraron a la plazoleta oval, donde estaba la estatua de Carlos IV, monumento que se convertiría en un ícono artístico conocido por el pueblo como El Caballito y que hoy está frente a Palacio de Minería. Continuando con la marcha del ejército trigarante, continuó hasta cruzar frente al Palacio Virrreinal, y entre los que desfilaban estaban los más famosos guerreros, las figuras que después serían las que dominarían la política nacional. Por ejemplo: Antonio López de Santa Anna, Anastacio Bustamante, Pedro Celestino Negrete, José Joaquín de Herrera, Miguel Barragán, Vicente Filisola, más los principales militares que ya mencioné: Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero. De este Ejército de las Tres Garantías se ha dicho muchas cosas, pero lo importante es que se decidió ir a la Capital para promover el Plan de Iguala, que garantizaba a nuestro país su independencia. Ahí se inicia la independencia de México, que se formalizaría después con el aval de Juan O’Donojú, representante de la Madre Patria.