07/May/2024
Editoriales

¿Feliz 2024!

Escribo el encabezado con un error ortográfico en los signos de interrogación y admiración con toda intención, ya que lo que pretendo es hacer un símil con la notación de las partidas de ajedrez.

 En el sistema para añorar las jugadas que se desarrollan en el tablero de ajedrez, se utiliza un signo de interrogación cuando una movida de una pieza es considerada por especialistas como un error, cuando son dos signos de interrogación entonces es una pésima jugada que va a decidir el final de la partida.

 Lo mismo sucede con los signos de admiración, uno de ellos denota una buena jugada y dos signos de admiración significan una excelente jugada que pronto culminará con un triunfo. Pero en ocasiones, los analistas colocan un signo de interrogación seguido de uno de admiración, lo que significa que es una jugada dudosa que puede ser buena o mala.

 Así el nuevo año, ya que aunque todos expresamos nuestros deseos de que el año nuevo venga lleno de bendiciones, éxitos y prosperidad, la realidad que se impone es distinta; especialmente en este 2024 en las que se celebrarán elecciones presidenciales en el país en junio y en estados Unidos el supermartes de noviembre.

 El resultado de estos dos acontecimientos políticos, aunado al rumbo que tomen los acontecimientos en la guerra ruso-ucraniana y el nuevo episodio de lucha, en el eterno conflicto árabe israelí, serán determinantes para incidir en el destino de México y del planeta.

 La crisis climática global continúa siendo una preocupación destacada para el año 2024. Es un desafío que concierne a toda la humanidad, y no solo a los gobiernos. Todos nosotros, como individuos, debemos acelerar la implementación de los cambios necesarios para frenar el aumento de la temperatura del planeta. Además, la pandemia de COVID-19 ha evidenciado nuestra falta de preparación para enfrentar otra crisis sanitaria, tanto por la escasez de vacunas como por el alarmante déficit de medicamentos en el sector salud de México.

 La economía del país ha sido resiliente ante el embate de la pandemia, las guerras y sobre todo, a la creciente crisis de inseguridad nacional. Se espera que el 2023 un crecimiento superior al 3 por ciento del PIB, pero analistas de BBVA y especialistas del diario El Economista advierten que en el 2024 se espera una desaceleración, estimando un crecimiento del 2.2 por ciento.

 El “superpeso” que ha presumido el gobierno federal, se devaluará, según las mismas fuentes consultadas, e mediados del años entrante, ya que la fortaleza del peso proviene de diversos factores externos, como las tasas de interés elevadas el ingreso de sumas de dólares nunca antes vista a través de las remesas que nuestros paisanos envían a sus familiares (que bueno que envían tantos dólares, que mal que para vivir tuvieran que emigrar al vecino país del norte) y a los altos precios del petróleo, ocasionado por la guerra ruso-ucraniana.

 El porvenir de la inteligencia artificial, la ciberseguridad y la conectividad constituirán campos críticos que exigirán atención especial para asegurar un desarrollo equitativo y sostenible. Asimismo, el progreso en la generación de energías limpias será esencial para mantener la atracción de México hacia los inversionistas extranjeros.

 En consecuencia, la próxima presidenta o presidente del país se enfrentará a amplias áreas de oportunidad y desafíos significativos. Superarlos será fundamental para que todos los mexicanos, sin importar su estrato social, continúen avanzando y prosperando.

 

 Por ello, reitero a todos ¿Feliz 2024!