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Taylor Swift cruza el mundo para ver a Travis Kelce en el Super Bowl

Taylor Swift está en una carrera contrarreloj para llegar a ver a su amado Travis Kelce, quién jugará en el Super Bowl LVIII contra los 49ers de San Francisco.

 La estrella del pop viaja desde Japón rumbo a Las Vegas en su jet privado luego de dar cuatro conciertos que enloquecieron a sus fans de Oriente. Muchos no creen que pueda llegar a tiempo para ver al jugador de Kansas City, y es que 8962 km separan a “la ciudad del pecado” con tierras niponas.

 Sin embargo, su último concierto de Taylor fue el sábado, teniendo en cuenta que son 13 horas de diferencia horaria, la superestrella ya debe estar viajando en estos momentos hacia Estados Unidos.

 Kelce también cree que puede llegar, y según TMZ, las familias de ambos podrían disfrutar del partido juntos en una suite de lujo que rentó el jugador de Kansas.

 

La carrera contrarreloj de Taylor Swift

 

 Aunque suena irónico, una de las grandes sorpresas para el Super Bowl LVIII, más allá del partido, es la reunión de Taylor Swift en Las Vegas junto a su gran amor, Travis Kelce.

 Taylor Swift terminó su último concierto el sábado 10, teniendo en cuenta la diferencia horaria, allá ya es domingo y de manera literal, regresa en el tiempo para llegar a la gran final.

 Para ello, la cantante de Pensilvania, según la cuenta que ha seguido sus vuelos @Taylor Swift Jets, ya salió hacia Estados Unidos y ha dado a conocer que por cualquier percance, se alistó un segundo avión de la compañía Vistajet de respaldo. Además, tendrán mecánico en los aeropuertos para asegurarse de que todo salga bien.

 Además, la revista TMZ dio a conocer que Kelce rentó una suite de lujo con valor de cerca de un millón de dólares para que las familias de ambos puedan ver el partido.

 Sobre la exorbitante cifra, el ala cerrada de Kansas bromeó en el podcast “New Heights” que tiene junto a su hermano Jason Kelce, “estoy contando cuánto dinero estoy gastando en este maldito Super Bowl para que mi familia y amigos vengan".

 

 La carrera contrarreloj de Taylor ocurre en un momento en el que se le ha criticado por la cantidad de contaminantes que deja al usar de manera constante sus jets privados; uno de ellos ya lo vendió ante las críticas, aunque aún está en posesión de otro con más capacidad, según TMZ.