Editoriales

Monje

La palabra monje está registrada en el español desde el siglo XI. Si revisamos su etimología veremos que refleja la soledad de los viejos anacoretas medievales. Su origen es el latín monakhós, que quiere decir solitario, solo, y único. Se deriva de monos “uno”, “solo”, como monosílabo o monóculo.

Pero de nuevo, nuestra lengua no adquiere este vocablo directamente del latín, sino que lo trajo del provenzal antiguo monge, derivado a su vez del latín vulgar monicus, que significa lo mismo que monachus. Así vemos que Carominas registra también monaguesa, como la “amante de un sacerdote”, y monacillo o monaguillo al “niño que ayuda al clérigo en la celebración de la misa”. Por consiguiente, monja es su similar en femenino.