Editoriales

El gran Ted Williams

Los Medias Rojas de Boston de Ligas Mayores de béisbol contrataron en 1939 al joven Ted Williams que bateó 31 jonrones y .327 puntos en su primera temporada. Jugó 19 temporadas y su promedio de bateo fue de .344, golpeando nada menos que ¡521 jonrones! Y eso que dejó de jugar por irse a pelear por su país dos veces: en la segunda guerra Mundial y en la guerra de Corea. Su rival fue otro monstruo beisbolero llamado Joe DiMaggio, de los Yankees de NY.

Cuando Ted alcanzó .406 de promedio en 1941, DiMaggio tuvo una devastadora racha durante 56 juegos, y ese verano ambos se levaron los titulares de toda la prensa. Durante los siguientes 60 años nadie pudo superar los 12 juegos magistrales de DiMaggio ni los doce puntos del marcador de Ted.. Aunque es más mérito el de Ted porque su carrera fue de 19 temporadas contra 13 de DiMaggio, además de tener más jonrones pues Ted bateó 521 por 361 de DiMaggio.

Pero Dimaggio recibía más publicidad porque su equipo fue muchas veces campeón, mientras que los Medias Rojas nunca ganaron un título desde 1919 hasta 2003. Ted decía que su aspiración era que la gente dijera: “Ahí va el mejor bateador que ha existido”. Y como su hermano Danny murió de leucemia, Ted participaba en cualquier evento de lucha contra el cáncer, pero siempre exigía que no hubiera periodistas para presentarse él en persona. Su brillante carrera terminó en 1960 rubricando su actuación bateando un jonrón en su última sesión de bateo. Ni siquiera levantó la visera de su gorra, simplemente lo hizo y se fue a sentaar a la banca tranquilamente. Años después declararía: _Me siento muy agradecido por haber sido un beisbolista; pero también me siento agradecido por haber dejado de serlo. En 1995 la ciudad de Boston nauguró un puente enorme con su nombre y declaró: _”Donde quiera que voy siento oleadas de solidaridad hacia mí; todo mundo trata de animarme; me envían cartas y notas de aliento. Se hacen esas cosas con alguien que está próximo a la muerte pero yo estoy muy lejos de ella”. 

Tras fuertes problemas cardiológicos murió a los 83  años, pero su cuerpo no fue sepultado ni cremado, sino que se lo llevó la empresa Alcor Life Extension Foundation, en Scottdale, Arizona donde lo congelaron en el sistema de “criogenia”. Esto a pesar de que había pedido ser cremado y sus cenizas esparcidas en Florida, pero su hijo John Henry y su hija Claudia hicieron un pacto para ser congelados después de muertos. Y para proceder igual con el cuerpo de su padre, fueron a la corte aunque la hermana mayor de ellos lo impugnó, en diciembre de 2002 el cuerpo de Ted fue colocado en uno de los catafalcos del Alcor, en suspensión criónica por efecto del congelamiento del cuerpo sumergido en nitrógeno líquido, a una temperatura de menos 325 grados. Interesante ¿no?