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“Terminator: Dark Fate” no es un regreso triunfal

¿Quién podrá salvar a la franquicia “Terminator” de sí misma? Resulta que no será el director de “Deadpool” Tim Miller o el productor James Cameron, ni siquiera Linda Hamilton.

Sí, pese a un equipo de estrellas de primera línea, incluyendo gente detrás de las cámaras que en teoría debería saber cómo resucitar esta marca y sacarla adelante, “Terminator: Dark Fate” (“Terminator: destino oculto”) es sólo otra mala película de “Terminator” en una cadena de malas películas de “Terminator” (aunque es mejor que “Genisys” (“Génesis”)). Pero como los propios androides detrás de todo esto, siguen apareciendo y son difíciles de eliminar.

Esta vez el panorama lucía realmente prometedor con Cameron de nuevo a bordo por primera vez en casi 30 años. Este filme iba a borrar todas las cronologías confusas en las secuelas posteriores y simplemente seguir donde “T2” quedó. También iba a estar centrada en un grupo de mujeres, incluida Hamilton, Mackenzie Davis como una soldada potencializada llamada Grace y Natalia Reyes como Dani, la inocente perseguida.

Sencillo, ¿verdad? No cuando hay tres guionistas y cinco personas compartiendo el crédito “historia de” involucradas.

Como muchas de las semisecuelas y semirelanzamientos que habitan los multicines, “Terminator: Dark Fate” es al menos parcialmente un refrito del original, con un Terminator (Gabriel Luna) que emerge desnudo de la nada (proveniente del futuro, claro) para matar a una joven incauta. Esta vez la joven es Dani Ramos, una trabajadora de una ensambladora de autos que vive en México con su padre (Enrique Arce) y su hermano (Diego Boneta), y a quien le toma demasiado tiempo entender la situación de vida o muerte en la que se encuentra. Parece una buena tipa, pero el personaje carece terriblemente de profundidad.

Por fortuna tiene a una protectora en Grace, una supersoldada potencializada, también del futuro, que es en parte humana, en parte Terminator y que ha sido enviada para asegurarse de que Dani permanezca con vida por razones que no conoceremos hasta más adelante.

Sarah Connor, la doncella convertida en guerrera de la “Terminator” original, también se une a las filas y lamento reportar que no se trata de un regreso placentero. La pobre Hamilton — quien luce tan feroz como siempre y estaba con razón emocionada de poder traer a Sarah Connor de vuelta a la pantalla no como una joven ingenua sino como una mujer sesentona curtida de experiencia — ha sido reducida a una caricatura monótona de tercera, imaginada por un grupo de hombres. Simplemente gruñe diálogos de una línea como “Cazo Terminators y bebo hasta perder el conocimiento. ¿Suficiente currículum para ti?”

¿Es esto culpa de un equipo de guionistas completamente masculino? Quizás. La película es una representación perfecta de algo que se cree feminista sólo por el hecho de que la cámara está apuntada a tres mujeres la mayor parte del tiempo. Pero en realidad, Dani no es mucho más que un recurso narrativo y Sarah es un estereotipo reduccionista de una mujer resentida. Incluso Grace, que gracias a Davis sale ilesa del guion podrido, tiene limitaciones de código “femeninos”: es poderosa, claro está, pero también tiene debilidades físicas y emocionales.

Arnold Schwarzenegger inyecta algo de vida y de humor muy necesario cuando hace su aparición más tarde en la película. Sin revelar demasiado, el Terminator original ha estado llevando una vida sorpresivamente normal las últimas décadas y es un raro deleite verlo en “Dark Fate”.

Desearía poder decir que las escenas de acción compensan las deficiencias de la historia, pero gran parte de ellas son tan irregulares y confusas que resulta difícil seguir lo que está pasando. Hay algunos momentos luminosos, como una extensa secuencia en la Represa Hoover y la persecución de alto octanaje en la autopista con la que esencialmente abre la película. Aun así, el dinero y talento involucrados debieron producir algo significativamente mejor. Y por supuesto el final nos prepara para más cintas potenciales de “Terminator”.

Después de “Dark Fate” la pregunta ya no es quién podrá salvar a “Terminator”, sino quién será lo suficientemente audaz como para dejarlo morir.

“Terminator: Dark Fate”, un estreno de Paramount Pictures, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años vayan acompañados de padre o tutor al cine) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por violencia de principio a fin, lenguaje soez y desnudos breves. Duración: 128 minutos. Dos estrellas de cuatro.