01/May/2024
Espectáculos

Ciclo de Café con Historia, “Relatos de Cantina”

 

“Relatos de Cantina” de San Nicolás, Monterrey, Cadereyta, Guadalupe y Sabinas Hidalgo, formarán parte del nuevo ciclo de Café con Historia que se realizará de los martes del 16 de octubre al 13 de noviembre, a las 19:00 horas en el Museo de Historia Mexicana.

 

El ciclo organizado por el Museo de Historia Mexicana y la Asociación Estatal de Cronistas Municipales de Nuevo León “José P. Saldaña”, abrirá las puertas de la nostalgia e historia de estos espacios de convivencia, que en algunos casos han sido protagonistas de novelas y discos, convirtiéndose en símbolos de la vida cotidiana, insertos en el imaginario colectivo de los municipios.

 

Los cronistas de Guadalupe, Don Abel Jiménez Garza, el 16 de octubre; de San Nicolás, Mtro. Severo González Cárdenas, el 23 de octubre; y el 30 de octubre, de Sabinas Hidalgo, el Lic. Héctor Jaime Treviño Villarreal, tendrán la tarea de investigar la historia de emblemáticas cantinas que surgieron en el siglo XIX y que han sido escenarios de numerosas anécdotas de trabajadores, intelectuales y bohemios nuevoleoneses.

 

En el ciclo también participarán los cronistas de Cadereyta, Dr. José Asención Tijerina Flores, el 6 de noviembre; y de Monterrey, el Ing. Leopoldo Espinosa Benavides, el 13 de noviembre.

 

“SHOT” DE HISTORIA

Ezequiel Tinajero en “Historia de las Cantinas: El surgimiento en México”, cita un texto de Salvador Novo donde se señala que en 1847, durante la ocupación norteamericana a México, hubo una creciente demanda de los soldados invasores para tener establecimientos donde pudieran consumir bebidas alcohólicas, similares a las de su país de origen; por lo cual algunas fondas y tabernas se convirtieron en los típicos  salones del viejo oeste.

 

Señala Tinajero que al triunfo de Juárez ante la intervención y guerra con Francia, el concepto de cantina evolucionó gracias a los liberales: “remataron los vinos de las bodegas de Maximiliano y conservadores aliados, mejorando por un lado el surtido y oferta de estas primeras establecimientos, así como incrementando la elegancia de muchos de estos sitios al ser decorados con despojos de las casas imperiales derrotadas”.

 

El concepto de cantina que se conoce en la actualidad se consolidó durante el Porfiriato, según el relato del cronista mexicano, Artemio del Valle Arizpe. Durante los primeros diez años del siglo XX, se llegaron a contar en la Ciudad de México más de mil cantinas donde se popularizó servir botanas.

 

La periodista Marta Gómez-Rodulfo comenta que hasta 1982 las cantinas eran territorios acotados para los hombres y cuando las mujeres comenzaron a frecuentar estos lugares de bebedores, muchos clientes habituales dejaron de ir. Era frecuente que se pusieran letreros de prohibido el paso a mujeres.

 

“La cantina regiomontana fue esencialmente un espacio de interacción de obreros, incluso hasta la fecha son casi inexistentes las cantinas de “cuello blanco”. Fue el principal espacio de ocio de los trabajadores, las fábricas se encontraban rodeadas por cantinas: Fundidora, por ejemplo, al igual que muchas otras importantes fábricas, estuvo rodeada de estos espacios sociales: La 1 de Mayo, que luego la llamaron el Nuevo Vasco, la Espuma de Oro, la Bola de oro, el Salón Monterrey, el Crucero, el Golden, el Veracruz, el Rogelios Bar, etc.”, establece Elocadio Martínez Silva.

 

En su tesis “Convertirse en ex –obreros. Cambios y continuidades de las identidades de los trabajadores de Fundidora Monterrey”, agrega Martínez Silva: “Decían los viejos fundidores… “ibas de una cantina a otra y encontrabas puros conocidos de la fábrica… A la Cervecería (Cuauhtémoc) le ganamos en muchos aspectos ideológicos, y de luchas sindicales, pero luego nos derrotó con la cerveza, nos rodeó de cerveza la fábrica y nos hizo cerveceros a todos, nos hizo borrachos de cerveza y tomadores de cerveza”.

 

De acuerdo con documentos del Archivo General del Estado de Nuevo León hay al menos seis establecimientos que rondan un siglo de existencia, entre ellos el Bar 1900, del Hotel Ancira; El Lontananza (1910. Aramberri esquina con Juárez); El Bristol (Abelardo Garza en 1924. Esquina noreste de Calzada Madero y Guerrero); El Indio Azteca (Felipe González en 1920. Esquina noreste de Madero y Diego de Montemayor); El Retiro (1933) y El Zacatecas (Federico Lozano en 1947. Esquina suroeste de Madero y Diego de Montemayor).

 

EN LOS CINCO MUNICIPIOS

 

El cronista de Guadalupe, Don Abel Jiménez Garza, iniciará el ciclo el 16 de octubre, en su charla reseñará las cantinas municipales más tradicionales, como el Salón Carta Blanca, ubicado en la esquina de Hidalgo y Barbadillo; el Árbol Grande, El Rex-Bar, que después se llamaría Bar Impala, pero sobre todo del Pilo’s Bar, que inició en 1954, y que se ha popularizado a partir de las grabaciones realizadas por diversos grupos.

 

De San Nicolás, su cronista el Mtro. Severo González Cárdenas hablará de los antecedentes de estos espacios y cuáles eran los motivos que esgrimían los parroquianos para refugiarse en estos centros de convivencia, como las botanas, los consejos que ofrecían los cantineros a sus clientes, e incluso las tragedias.

 

Un cúmulo de anécdotas será la participación, el 30 de octubre, de historiador de Sabinas Hidalgo, el historiador Héctor Jaime Treviño Villarreal, quien comentará acerca de las cantinas municipales más tradicionales, quiénes eran sus propietarios, las anécdotas de los parroquianos, los sucesos más destacados y populares que ocurrieron en esos lugares.

 

El 6 de noviembre, el cronista de Cadereyta, Dr. José Asención Tijerina Flores hará un recuento histórico basado en las crónicas de Alonso de León, primer cronista del noreste de México, quien señala que observaba a los nativos de la región bailar alrededor de una fogata por noches enteras influenciados por “bebidas misteriosas y plantas  de la región” que los embriagaban hasta quedar tirados, también comentará sobre el primer cantinero de la región don Isaac Garza de los Santos.

 

Cierra el ciclo el cronista de Monterrey, el Ing. Leopoldo Espinosa Benavides, el 13 de noviembre, hará un recuento histórico que describe desde la introducción del vino español y los aguardientes mesoamericanos entre los años 1596 y 1650, las vinaterías del siglo XVII, la influencia de la invasión norteamericana  en el proliferación de las cantinas, la llegada de la cerveza, los bares porfirianos, hasta los antros y los casinos en la actualidad.

 

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