Nacional

Papa Francisco, especialmente crítico en México

MEXICO  En sus cinco dí­as en México, el papa Francisco criticó a la élite mexicana por la falta de justicia y paz que padece el paí­s, exigió a los obispos hacer más para aliviar el sufrimiento de los fieles a manos del narcotráfico y la corrupción y explí­citamente evitó los lujos de la capital para visitar lugares mucho más modestos.

Si bien los papas suelen hacer crí­ticas sutiles en sus visitas alrededor del mundo, Francisco pareció haber ido más allá en sus apreciaciones al paí­s anfitrión. Para algunos observadores, el pontí­fice claramente siente que tanto la iglesia y el gobierno le han fallado a los mexicanos.

"El papa literalmente cree que el demonio anda suelto en México, sembrando la muerte, la miseria y la resignación, y cree que el Estado, iglesia y los narcos han sido cómplices en esto", dijo a The Associated Press Andrew Chesnut, director de estudios católicos de la Universidad Virginia Commonwealth. "Cree que México, con la segunda población católica del mundo, vive una aguda crisis moral y polí­tica, y que la iglesia necesita convertirse en agente activo (para) construir un México más justo".

Francisco es un jesuita que con frecuencia pide hacer "exámenes de conciencia" ante Dios.

Su discurso ante la jerarquí­a católica el sábado fue limitado en cuanto a elogios. Francisco reconoció su contribución para afrontar el fenómeno de la migración pero les pidió ser verdaderos pastores y no sólo hacer condenas genéricas.

"No se necesitan prí­ncipes, sino una comunidad de testigos del Señor", dijo Francisco a los obispos. "Los invito a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar", demandó.

La mayorí­a de los obispos fueron designados por Juan Pablo II, quien para algunos prefirió favorecer a religiosos menos dispuestos a desafiar el orden establecido que a sacerdotes con un perfil más activista.

Francisco conoce bien a la iglesia mexicana: él encabezó la conferencia episcopal latinoamericana cuando fue arzobispo de Buenos Aires. Y las fallas que encontró aquí­, una afinidad con el poder y un respeto excesivo por el clero, son los mismos problemas que ha criticado en su propio gobierno: la curia del Vaticano.

En un recordado evento de Navidad, Francisco enlistó los padecimientos del Vaticano, como el "Alzheimer espiritual" y el "terrorismo del chisme".

En su visita a México, su posición la dejó inscrita en el libro de visitantes de un seminario: los sacerdotes deben ser pastores de Dios, no "clérigos de Estado", una referencia a los lazos cercanos de varios jerarcas católicos con el gobierno.

En contraste, en su discurso a los obispos de Estados Unidos en 2015, los elogió por el manejo que habí­a hecho de los escándalos de abusos sexuales, algo que desató duras crí­ticas de grupos representantes de ví­ctimas.

"Este recorrido contrasta con sus viajes a los vecinos Cuba y Estados Unidos, donde fue más un pastor y diplomático", dijo Chesnut. "Más de un latinoamericano se preguntará por qué fue tan abierto en México y tan cauteloso en Cuba, donde la iglesia es relativamente reprimida y el gobierno es autoritario".

Por ahora, los mensajes del papa han comenzado a ser bienvenidos por la gente.

"Es un papa que les pega donde duele", dijo Oscar Medrán, un hombre que con su familia intentaba llegar el miércoles al punto donde el papa darí­a su última misa en Ciudad Juárez, justo en la frontera con Estados Unidos.