30/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 2 de 1982: son trasladados los restos de José Eleuterio González a la Facultad de Medicina de la UANL, que se encontraban sepultados en en el monumento dedicado a él, ubicado en el cruzamiento de las calles Cuauhtémoc y 15 de mayo, afuera del histórico Hospital González.

 Este traslado de los restos de Gonzalitos no fue casual, pues la comunidad médica lo había exigido en 1981, y así quedaron en definitiva, al pie de su estatua erigida en el patio central de tan noble Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Esto fue un acto de justicia toda vez que Don Eleuterio fue el primer impulsor del Hospital Civil –hoy Hospital Universitario- así como el fundador de lo que hoy es la Facultad de Medicina. Qué belleza de vida casi ascética tuvo Gonzalitos, no sólo fue un destacado profesionista y filántropo que no cobraba muchas veces su consulta, sino que su enfermedad de la vista no le impidió seguir ejerciendo la medicina hasta que su vida llegó al punto final.

 Qué lejos había quedado su llegada a Monterrey cuando tenía 20 años de edad, buscando trabajo en el único nosocomio existente en ese tiempo en nuestra Ciudad:   

 el Hospital de Nuestra Señora del Rosario (hoy Casa del Campesino o Museo Estatal de Culturas Populares) y de inmediato fue nombrado Director “interino” del hospital, cargo y sueldo que conservaría por 19 años.

 Su carácter afable, voluntad de enseñar lo que sabía, así como su costumbre de no cobrar consultas, le llevaron a dos cosas: al afectivo apodo de “Gonzalitos” y a abrir una cátedra de farmacia el 1 de abril de 1835. En el primer curso con duración de cuatro años de estudio, tuvo 4 alumnos. Gonzalitos deseaba formar un hogar y comenzó por adquirir una casa en las actuales calles de Morelos y Escobedo, para desposar a la señorita Carmen Arredondo, hija del jefe militar, general Joaquín Arredondo. Sin embargo, seis años después hubo una separación y, aunque no se divorciaron, ella fue a vivir con el mítico general Mariano Arista.

 

Comienza a formar médicos

 

Pero eso no le restó deseos de servir y el 8 de marzo de 1842, Gonzalitos se tituló de médico cirujano y partero ante el gobernador del Estado. Ya con título en mano, abrió otra cátedra -el 1º de abril de 1842-. Era un curso completo de ciencias médicas, en el cual se inscribieron 5 alumnos. Él enseñaba personalmente farmacia, anatomía, fisiología, medicina legal, obstetricia y terapéutica, entre otras materias. Hasta 1846, ante la invasión americana, Gonzalitos salió de Monterrey para dirigirse a Cadereyta, de donde regresó y, en 1850, fue electo diputado local suplente, luego fue nombrado vicepresidente del Consejo de Salubridad. En 1858, el Consejo de Salud le encargó que fundara un Hospital Civil que se inauguraría el 1 de mayo de 1860.

 

 Todo esto, y muchas más obras buenas para la ciudad, hicieron de Gonzalitos un personaje singular en Monterrey, por ello, entre la comunidad médica se le aprecia como el arquetipo del médico ideal.