02/May/2024
Editoriales

Tomar una cucharadita diaria de ‘Ubicatex’

Hay algunas personas que, siendo muy valiosas y célebres, pecan de soberbias. Por ejemplo, el rey Nabucodonosor II que era muy inteligente y poderoso, su soberbia le llevó a pensar que él había construido Babilonia por sus propios méritos, y pagó muy caro su actitud altanera al terminar viviendo como una bestia. O Juan I de Inglaterra, conocido como Juan sin Tierra, que por su forma de ser, perdió el Ducado de Normandía, y gran parte de Aquitania, peleando hasta con el papa Inocencio III, y terminó siendo juzgado en las novelas como el villano al que se enfrentaba el mítico Robin Hood. Todos conocemos a personas de ese tipo, capaces pero que se sienten bordadas a mano, cuando son humanos como todos. Veamos un caso ejemplar del mundo del teatro: 

 Boris Thomashefsky (1866- 1939), fue una luminaria del teatro yiddish de Varsovia, y tenía fama de galán. 

 Las mujeres morían por él, muchas lo esperaban a la salida del teatro o hacían fila en la puerta de su camerino.

 Un día, lo vieron salir del brazo con una encantadora muchacha modestamente vestida. Pero que tenía una gracia y belleza que todo mundo volteaba a verla. 

 Boris Thomashefsky la llevó a su casa y la noche transcurrió muy agradablemente. 

 En la mañana ella se vestía a toda prisa y el actor le tendió con orgullo dos boletos para verlo actuar en el teatro yiddish.

 La joven puso cara de decepción y lloró.

Boris se sorprendió y le preguntó qué le pasaba.

_Es que soy muy pobre, señor. No necesito butacas en el teatro, lo que me hace falta es pan.

 _¡Pan! ¡Habráse visto!, el gran Thomashefsky le da boletos a la señorita para que vaya a verlo al teatro y ella ¡le exige pan!

 Palomita mía, creo que te equivocaste, era con un panadero con quien debiste haber pasado la noche… 

 No tengo la información de cómo terminó su vida, pero deduzco que no fue muy agradable, pues los soberbios acaban siendo odiosos y odiados. 

 

Fuente: Historias, relatos y fábulas.

 

Muriel Bloch y Sophie Dutertre