03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Octubre 7 de 1913: muere asesinado el senador chiapaneco Belisario Domínguez Palencia, quien era admirador de Francisco I. Madero. Nació en Comitán, Chiapas en 1863, hijo de Cleofas Domínguez y María del Pilar Palencia. En San Cristóbal de las Casas estudió el nivel medio superior, y luego en La Sorbona de París la carrera de médico cirujano y partero. Casó en 1890 con Delina Zebadúa procreando tres hijos. Participó en la política estatal fundando un Club Democrático en las postrimerías del porfiriato; fue presidente municipal de Comitán y candidato a senador suplente con Leopoldo Gout, quien una vez electo y empezando su legislatura murió por lo que Belisario fue senador de la República. Ante el crimen del presidente Francisco I. Madero, Belisario se alistaba para unirse al ejército constitucionalista de don Venustiano Carranza, pero el Varón de Cuatro Ciénegas sugirió que permaneciera en su escaño, para desde ahí atacar en el momento propicio. Pronto se le complicaron las cosas al usurpador Huerta porque Estados Unidos no lo reconocía como autoridad, y el ejército constitucionalista avanzaba rumbo al centro. Así que Domínguez, desde la tribuna más alta se refirió al “presidente espurio”, oponiéndose a la iniciativa huertista de promover a tres militares al grado de generales de brigada: Manuel M. Velázquez, Manuel Mondragón y Félix Díaz, por considerarlos de poco mérito para tal cargo. Lo mismo hizo cuando Huerta quiso nombrar al general Juvencio Robles como gobernador de Morelos. Y lo más osado fue que en Informe de septiembre, y de frente a Victoriano Huerta, Domínguez pronunció el más fuerte discurso que se tenga memoria en el Senado mexicano. Cuando Huerta dijo que si Estados Unidos no reconocía su presidencia, correría del país a su embajador, Belisario repitió lo que días antes había dicho al secretario de relaciones exteriores, Francisco León de la Barra: ¿cómo podría Estados Unidos reconocer a un gobierno manchado con la sangre del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez?. Tres semanas después, volvió a pedir la palabra para leer un discurso y el presidente del senado no se la concedió, entonces Belisario imprimió su discurso y lo circuló entre todos los senadores, que llevaba frases como: Victoriano Huerta es un soldado sanguinario y feroz, que asesina sin vacilación ni escrúpulo a todo aquel que le sirve de obstáculo”. Y pidió: “concededme la honra de ir comisionado por esta augusta asamblea a pedir a don Victoriano Huerta que firme su renuncia como presidente de la República”. Belisario Domínguez proponía “deponer de la Presidencia de la República a don Victoriano Huerta”. El chiapaneco sabía del peligro que corría, dejándolo asentado en su texto “… lo más probable es que, llegando a la mitad de la lectura, don Victoriano Huerta pierda la paciencia, sea arremetido de un arrebato de ira y me mate”. Ya habían desaparecido otros opositores, como Abraham González, por no reconocer al gobierno huertista. Belisario Domínguez fue secuestrado y asesinado el 7 de octubre. Cuando cayó Huerta se supo que los cobardes ejecutores, Alberto Quiroz, José Hernández, Gilberto Márquez, e Ismael Gómez, recibieron sus instrucciones de sacar al chiapaneco del hotel y asesinarlo rumbo a Coyoacán, tal como lo hicieron. Esto sucedió a las 22 horas que lo sacaron de la habitación número 16 del Hotel Jardín -su residencia en Ciudad de México-. Gilberto Márquez, lo baleó en la cabeza por detrás, y luego Quiroz le disparó dos veces más; enterraron el cuerpo del senador en una fosa improvisada y quemaron sus ropas. Esta es la versión oficial que desmiente la que corrió posiblemente el propio huertismo, que decía que le habían extirpado la lengua por hablar mal del gobierno. En su honor, el Senado de la República entrega anualmente una medalla que lleva su nombre y es considerada como el más preciado trofeo que mexicano alguno pueda obtener, en base a sus méritos. Muchas calles en las ciudades del país llevan su nombre.