01/May/2024
Editoriales

El Día de la Candelaria

Hoy es el día para degustar los tamalitos sufragados por quienes tuvieron la suerte de que en la rosca del Día de Reyes -el seis de enero- les tocara en su pedazo de pan el muñequito de plástico que representó al Niño Dios, y que estaba escondido en el sabroso migajón.

 Esto no es un invento de esta generación, es toda una tradición de la Iglesia Católica que viene desde el siglo VI celebrando la purificación de la Virgen María, en el día número 40 posterior al parto del nacimiento del Niño Jesús.

 Durante la Colonia esta tradición se arraigó fácilmente en México porque coincide con la fecha en que se riegan los campos y, en calidad de tributo, se ofrece maíz recién cosechado a los dioses Chalchiuhtlicue y Tláloc.

 Así que el sincretismo de las dos tradiciones religiosas le dió una fuerza tremenda, por lo que hasta nuestros días sigue vigente tan hermosa costumbre festiva.

 Muchísimas familias se reunirán hoy a cenar tamales y desde luego que en el jolgorio se consumirá no sólo atole de maíz, sino que seguramente habrá generosas dosis de otras bebidas como aguas frescas, refrescos embotellados y ‘algunitas’ bebidas con alcohol.  

 De mi parte, para prever una contingencia que pudiera sucederle a mi agraciado compadre que se le apareció el Niño Dios en su trozo de rosca cuando alegremente se la empujaba con un espumoso chocolatito recién batido y bien caliente, el domingo que regresábamos mi esposa y yo de Matamoros, paramos en Ciudad Juárez y nos abastecimos de una buena ración de tamales de puerco y unos cuantos de frijolitos.

 

 Esos ricos tamales se congelaron para que, en caso de que sí cumpla mi aludido compadre, se conserven para dentro de unos días, dar cuenta de ellos, recalentados en el comal hasta que las hojas de maíz se chamusquen. Hum!…