24/Apr/2024
Editoriales

De la vida toma lo que llegue

 

Así como lo refiere un conocido refrán: “Si la vida te da limones, haz limonada”… ¡con sabor a fresa!

Nunca te detengas a la espera de algo especial ni supongas que lo sabes todo. Tampoco intentes atrapar recuerdos, pretendiendo que estos te acompañen por siempre, como si fuesen los momentos frescos de un nuevo amanecer.

Si quieres reír, simplemente ¡ríe! Si quieres llorar… ¡llora! Si quieres gritar, hazlo, ¡no te guardes nada! No calles, no mientas, porque siempre habrá algo que aunque no lo digas, tarde o temprano, tus pasos lo delatarán. Recuerda que la verdad de las personas no está en sus palabras. Como bien dijo Tomás de Aquino: “El alma se conoce por sus actos”.

Dime, ¿de qué sirve fingir que no pasa nada cuando a leguas se nota que las paredes de tu mundo se derrumban? Ante esa situación, es mejor reconocer que existe una tristeza total, de esas que apagan por completo la luz del escenario. Sin embargo, no permitas que tus anhelos, permanezcan por siempre en esa oscuridad.

¡Pronúnciate!... ¡Descubre y acepta lo que llega a ti!, porque cualquiera que ignore lo que la vida le entrega, se está perdiendo un montón de cosas. La vida, ¡hay que gastarla toda!, ¡y exprimirla si es necesario, con tal de disfrutar!  Corriendo riesgos, sí, todo por ganar hasta el último segundo de felicidad. Qué importa si el mundo que te rodea no lo entiende o si lo que haces carece de lógica para los demás.

Aquí y ahora, muéstrate valiente, y generoso(a) también. En el día a día, entrega, no sólo tu alma, sino también tu corazón. Procura dar siempre lo mejor de ti sin esperar nada a cambio y nunca te enojes por las oportunidades que no supiste apreciar. Estuvieron para ti, pero fue tu elección no aceptarlas. No colecciones culpas.

¿Hace falta decir que ésta mañana no sé quién se levantó en mi lugar? Tal vez una mujer distinta, la que se cansó de esperar imposibles y tras soñar con un volcán en plena erupción, decidió que había llegado el momento de actuar… ¡Qué ganas tenía de decirlo!

Me levanté dispuesta a cambiar el escenario, preparada para solucionar mis problemas de la mejor manera y de una vez por todas hacer añicos cada uno de los crueles fantasmas que rondan mi habitación. Acaso sus nombres son: ¿desamor?, ¿olvido?, ¿indiferencia?... ¿Será que eso fue lo que quise tomar de la vida?

Debió ser el volcán… Sospecho que esa inesperada erupción vivida en mis sueños, violentó súbitamente la superficie que envuelve mi ser y expulsó, como si fuese hirviente lava, cada uno de los sentimientos reprimidos que en su momento frenaron mi andar; dejando escapar –como la gran fumarola que anuncia el desastre- esas secretas protestas de mi corazón.

No sé si el rumbo elegido es el correcto, lo único que entiendo es que quiero gastar mi vida, ¡completita!... Tomando –sin cuestionar- todo lo que hoy llega a mí.

Me estás dando mil razones vida,  para vivirte como lo merezco. Me estás dando suficientes motivos corazón, para escucharte y cambiarlo todo, dejándome llevar sólo por el acelerado ritmo de tus latidos, ese que ya se escucha por doquier.

¿Hace falta decir más?

 

Cualquiera que ignore lo que la vida le entrega, se está perdiendo de un montón de cosas. No esperes nada, no supongas nada, nunca te aferres a nada.  Tan sólo enciende las luces de tu escenario, para que luzca espectacular.