Internacional

Quién es Luis Fernando “Macho” Camacho quien encabeza el golpe v.s. Evo Morales en Bolivia

 

A pesar del claro protagonismo que los movimientos de mujeres están generando en la región latinoamericana, o como una especie de burla del destino a esta expresión social, la oposición más virulenta al gobierno de Evo Morales en Bolivia surge encarnada en un hombre a quien llaman “El Macho”.

  Luis Fernando Camacho Vaca es un abogado santacruceño de 40 años, casado y con tres hijos. Proviene de una familia acomodada de la región e irrumpió en las últimas semanas en la escena internacional debido a que se puso a la cabeza de lo que él mismo denomina como un “proceso para recuperar la democracia”.

  Sin embargo, Camacho construye esta idea de democracia en un carril paralelo a la institucionalidad boliviana: sin ser candidato para ningún cargo comenzó con este “proceso” a partir de la instalación, antes del 20 de octubre pasado cuando Morales sacó la mayoría de los votos, de la posibilidad del fraude electoral.

  Desde el Movimiento al Socialismo (MAS), partido oficialista, lo acusan de manejar los hilos de un intento de golpe de Estado para derrocar a Evo Morales, que está a la espera de validar su cuarto mandato consecutivo luego de haber perdido un referéndum para ser reelecto en 2016, pero posteriormente habilitado por el Tribunal Constitucional a través de una sentencia que afirma que el actual presidente puede seguir buscando la reelección de manera indefinida alegando que era parte de sus “derechos políticos”.

  

Luis Fernando Camacho

@LuisFerCamachoV

Pueblo boliviano, hoy tenemos un compromiso con Bolivia, con la democracia, nuestros hijos y sobre todo tenemos que cumplir el compromiso asumido en ese GRAN CABILDO, histórico para el pueblo boliviano.

Tengamos fe, yo sé que se puede, y yo sé que todos unidos podemos hacerlo.

  

La historia del “Macho”

 

Nació y creció en Santa Cruz, una de las zonas más ricas y poderosas de Bolivia y el departamento en el que históricamente habita la mayor parte de la población blanca de ascendencia europea del país. Luego de recibirse como abogado en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra, realizó estudios de posgrado en la Universidad de Barcelona  donde completó una maestría en Derecho Financiero y Tributario.

  Su activismo comenzó cuando tenía 23 años como vicepresidente de la organización cívica Unión Juvenil Cruceñista, que aunque se autodefine como “cívica” fue calificada por la Federación Internacional por los Derechos Humanos como “una especie de grupo paramilitar” que realiza actos de racismo y discriminación contra habitantes e instituciones indígenas de la zona.

  Ya en 2015, ingresó en el Comité Cívico Pro Santa Cruz -donde su padre fue presidente entre 1981 y 1983-, primero como segundo vicepresidente y luego como primer vicepresidente. Desde febrero de 2019 Luis Fernando Camacho preside esta organización que nuclea entidades empresariales, vecinales y laborales de la región donde se reúne la mayor parte de la oposición al proceso de transformación que encabeza Evo Morales desde que llegó a la presidencia en 2006. De hecho, el apodo de “macho” se lo ganó justamente por el “coraje” con el que encabeza la campaña contra Morales, a quien acusa de “tirano” y “dictador”, aunque a lo largo de su vida pública demostró en varias oportunidades que el mote de “dictador” también le calza a él por su conducta machista y su violencia patriarcal que replican sus seguidores.

  A la par de su vida pública, Camacho es docente universitario y empresario, y junto a su familia forma parte del Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida S.A. Las empresas pertenecientes a esta corporación operan en el rubro de los seguros, el gas y los servicios. Hay versiones que indican que una de las principales causas de su acérrima oposición al gobierno de Morales se debe a deudas y pérdidas millonarias relacionadas con el negocio del gas en Santa Cruz.

  Por otro lado, hay  medios locales que lo vinculan con los Panamá Papers como intermediario, a partir de la creación de tres sociedades (Medis Overseas Corp., Navi International Holding y Positive Real Estates) para “coadyuvar a personas y empresas a esconder sus fortunas en entidades offshore, lavar dinero y establecer esquemas de evasión de impuestos”.

  Su postura ante esto es la de negar los hechos y denunciar una supuesta persecución en su contra para que levante el paro que desde hace días promueve en todo el país.

 

Su cruzada contra Morales

 

Histriónico y prepotente, con una oratoria exacerbada y una imagen asociada a la gente blanca acomodada del país (que legitima a partir de su origen santacruceño burgués), sostiene su popularidad apelando a la cantidad de gente que convoca y a la cercanía que dice tener con sus seguidores. Es muy evidente la construcción que realiza de su figura en contraposición con el origen humilde, campesino e indígena del presidente Morales. Y a pesar de que se esfuerza por asegurar en reiteradas oportunidades que no expresa un mensaje racista, algunos sucesos demuestran lo contrario, como lo ocurrido durante la marcha de mujeres el jueves siete de noviembre en Cochabamba.

  Lo cierto es que la actual confrontación en Bolivia sirve de contexto para reforzar antiguos estereotipos racistas que estigmatizan no solo a las mujeres, sino que también se basan en intersecciones relacionadas con la raza, el origen, la religión, la elección sexual y la edad.

  En línea con otros representantes de la nueva derecha regional, como el presidente brasileño Jair Bolsonaro, Camacho maneja un discurso con muy fuerte anclaje religioso. En cada una de sus apariciones públicas y a través de las redes sociales, alienta la oración y proclama su fe en Dios. Convoca a las manifestaciones en el Cristo Redentor y se asegura de que sostengan la imagen de una virgen a su lado mientras que arenga al público.