20/Apr/2024
Editoriales

Cuentete con aplicación política. El piojo del coronel

Un humilde piojo solo conocía la árida cabellera de un soldado Razo. No se quejaba de su suerte pues sus antepasados habían vivido en esos páramos, así que al no conocer mejores sitios, no aspiraba a progresar. Hasta que un día el coronel fue a pasar lista a la sudorosa tropa. El piojo, emocionado, levantaba una de sus patas delanteras para él también hacer el saludo militar; pero en ese momento vino un viento fuerte que lo sacó de su hediondo albergue y fue a depositarlo en la cabeza del coronel. El insecto se llenó de orgullo.

“Toda la armada está a nuestro mando”, exclamó. Y una cálida sensación de poder embargó su corazón. Desde ese día despreció a sus congéneres, llegando al extremo de rogar al cielo que su jefe los exterminara por sucios y feos. Aferrado a la fragante cabellera, se sintió dueño del mundo, obedecido por todos. De pronto estalló un motín y los soldados, con lanzallamas, quemaron al coronel. El piojo, a pesar de gritar innumerables veces “Soy inocente”, murió tan achicharrado como la cabeza que lo albergaba.

 

El tesoro de la sombra, de Alejandro Jodorowsky