03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Mayo 10 de 1986: Cierra sus puertas definitivamente, un día antes de declararse en quiebra, la empresa Fundidora Monterrey. En 1889, Juan R. Price obtuvo del gobernador Bernardo Reyes la concesión para edificar la “Fundición de Fierro y Elaboración de Maquinaria de Monterrey”, y en 1900 se estableció la Compañía Fundidora de Fierro y Acero, iniciándose el despegue industrial de nuestra ciudad. Ya se sabía que en los alrededores de Monterey había yacimientos de fierro y carbón, y Vicente Ferrara, un italiano conocedor de empresas siderúrgicas norteamericanas, en sociedad con León Signoret, Eugenio Kelly y Antonio Basagoiti Arteta, consiguieron financiamiento, apoyos fiscales, y un predio de 220 hectáreas para instalar la empresa conocida como La Maestranza en mayo 5 de 1900. Se reunieron 10 millones de pesos entre empresarios locales como Isaac Garza y otros de ese calado, así como minas y fondos mineros para explotación de materia prima que permitieron la existencia del primer Alto Horno en toda América Latina, que se inauguró en 1903, produciendo 350 toneladas diarias de acero. En 1907 asumió la dirección de la empresa el asturiano Adolfo Prieto, experto en actividades financieras e industriales. Su desempeño fue excelente, y resultó además filántropo. Instituyó las escuelas “Acero”, donó el Parque España a la ciudad de Monterrey, y construyó la maternidad María Josefa. Don Adolfo implantó una nueva mística de producción y ventas, llegando en 1909 a producirse 84 mil toneladas. Para 1917 vino otro español nacionalizado mexicano, Carlos Prieto, a potenciar la capacidad de producción, adquiriendo los yacimientos de Hércules de Coahuila y el Cerro del mercado en Durango, asegurando así la materia prima. La época del llamado Milagro Mexicano catapultó el crecimiento de la Maestranza, pero evidenció que sus tecnologías no estaban a la altura de las plantas siderúrgicas mundiales, y al término de ese fenómeno económico, a principio de los años sesenta comenzaron los problemas económicos agudizados por un activo sindicalismo dirigido a nivel nacional por Napoleón Gómez Sada, muy exigente con la empresa. Entre 1976 y 1978 el gobierno federal la refaccionó económicamente, y hubo de tomar parte de las acciones pues de otra forma se declararía en suspensión de pagos. La Fundidora Monterrey se integró al grupo SIDERMEX, pues en 1985 ya el 89% de las devaluadas acciones de la empresa eran del Gobierno, con un pasivo de 622 mdd. Luego vino otro problema: la baja en la demanda de productos de acero, con lo cual, la producción de acero líquido disminuyó un 24%. Así que el 8 de mayo de 1986 se reconoció que la empresa estaba técnicamente quebrada, causando gran revuelo en el país, porque se trataba de 8 mil 800 personas desempleadas en una época en donde la crisis económica era un flagelo que afectaba a la región noreste más que al resto del país. 36 empresas filiales, 500 proveedores y 150 talleres, más constructoras que le daban servicio y con una cartera de 15 mil millones de pesos, quedaron sin sustento. El gobernador Jorge A. Treviño hubo de sumarse a la marcha de los trabajadores que protestaban por la decisión de cerrar las puertas, siendo un golpe tremendo para nuestra sociedad pues en mayor o menor medida todos sentíamos propia a esta gran empresa. El presidente Miguel de la Madrid por la vía de un decreto, donó al Estado de Nuevo León los terrenos para que se construyera el Parque Fundidora, que pronto se constituyó en la gran gleba de Nuevo León, en donde hay esparcimientos familiares, eventos artísticos, empresariales, y culturales, siendo el área verde más grande de cuantas tienen todos los municipios metropolitanos juntos.