28/Apr/2024
Editoriales

El Ingeniero de la Ciudad. Primera parte

 

Cuando el hombre vivía como nómada recolector, su morada solía ser un círculo de chozas en cuyo centro se colocaban, para su protección, el fuego, las presas, los frutos recolectados y otros objetos de valor. 

 

Hace aproximadamente siete mil 500 años, en Mesopotamia, el hombre se convirtió en recolector y sedentario, es decir, se asentó permanentemente cerca de sus cotos de caza y sotobosques productores de frutos y principalmente cereales. Estas primeras aldeas tenían cierto orden urbano con densidad reducida de edificios y habitantes; un centro de poder y uno religioso; muros, fosos y otro tipo de defensas; así como un área geográfica o comarca fuera del núcleo poblacional.  

 

Con el periodo Neolítico llegó la agricultura y se multiplicaron las ciudades en el mundo. No tenían trazo ordenado, pero había un orden mínimo: una casa principal para el Tlatoani, Kan -o como llamaran al líder-, y un sitio de enlace con lo sobrenatural, es decir el Templo; un lugar temporal para el comercio, otro para colocar los desechos; y desde luego un lugar para hacerse de agua y un sistema para desechar las aguas sucias. 

 

Los Centros Ceremoniales inician cierto orden urbano

El desarrollo de la cultura aportó un fenómeno urbano de ciudades -como las  egipcias a la orilla del Nilo, o las chinas en el río Amarillo, Teotihuacan o Machu Pichu-, que eran Centros Ceremoniales. No grandes centros poblacionales, pero al derredor había barrios mal trazados de artesanos y servidores de los templos, más los campos agrícolas que sostenían esos centros ceremoniales. Algunos sacerdotes vivían en el templo egipcio de Ra, o en el teotihuacano de Quetzalcóatl; sólo el emperador y su corte vivían en la Ciudad Prohibida. 

 

Las sociedades primitivas absolutistas sólo necesitaban dos puntos de poder; el religioso, con sus templos y vivienda para sus sacerdotes, y el poder civil-militar con viviendas para los generales y algunas barracas para la tropa permanente; el resto eran caóticos callejones donde se hacinaban los prestadores de servicios. 

 

El Imperio Romano construye ciudades planeadas

Fue el Imperio Romano y la democratización o distribución del poder lo que obligó a levantar ciudades planeadas o trazadas con varios centros de poder: uno para el César, otro para el Senado, uno para cada uno de los tribunos, y barrios determinados para cada una de las 30 tribus fundadoras, más todos los extranjeros ricos que llegaban a la ciudad para comerciar. 

 

La Ciudad se dividió en barrios de distintas categorías y pronto –en el siglo I D. C.- se estableció un mínimo de unos 4.75 metros para el ancho mínimo de una calle y, especialmente las calzadas de entrada a la Ciudad eran rectas, y el trazo ortogonal. 

 

La Ciudad de México, la primera trazada por un ‘Ingeniero’

Puede decirse que la primera Ciudad trazada por un “ingeniero” fue la Ciudad de México, tras la caída de Tenochtitlan. Hernán Cortés estableció su gobierno en las afueras de Coyoacán, mientras Alonso García Bravo -un acompañante suyo experto 
en puentes y reparaciones militares-, demolía estructuras aztecas y trazaba una ciudad hispana sobre ella. Se decidió cubrir la Ciudad antigua y sus lagos con tierra y roca traída de las cercanías para, finalmente, trazar la Ciudad de México sobre la cuadrícula que conocemos. 

 

A partir de esta experiencia, se consideró necesario embellecer las ciudades del gran Imperio Español, y que tuvieran mejores servicios, con infraestructura de caminos, puertos y sistemas defensivos. Pero la escasa educación profesional de la época obligó a designar regidores en la dirección de obras. Fue hasta que se fundó el 1 de enero de 1792 el Real Seminario de Minería de la Nueva España, las grandes obras se encargaron a verdaderos profesionales. 

 

El proceso de desarrollo urbano en Monterrey

Sin embargo, en Monterrey hubo otro proceso. Al principio la comunidad construía y reparaba lo que se necesitaba, luego se contrató por obra determinada a albañiles y maestros albañiles, personas con habilidades constructivas probadas. Hasta que apareció el Ingeniero de la Ciudad, un funcionario municipal, encargado de la obra pública y del urbanismo, que en el siglo XX tomó el nombre de director y secretario de obras públicas. 

 

En esta ocasión veremos al albañil 

 

Durante los primeros años de la Ciudad, el gobernador y los funcionarios ejercían su función gubernativa y al unísono cultivaban su solar, cuidaban su ganado, perseguían indios y talaban árboles. Un colono común era agricultor, ganadero, soldado o herrero; todos participaban en el cuidado y arreglo de la ciudad. En el  acta se dice que cada uno “limpie y desmonte su pertenencia” y “todos… limpien y abran las entradas y salidas de los caminos”. El mantenimiento de la república utilizada en el sentido etimológico de res- publica, es decir cosa pública o las cosas que atañen a todos: 

 

… 6 de febrero de 1631. La justicia, cabildo y regimiento de la dicha ciudad, estando juntos y congregados en las casas de cabildo para tratar y conferir cosas tocantes a el buen lustre desta república y utilidad suya dijeron: Que por cuanto es manifiesto que por el descuido y poco cuidado que han tenido en limpiar cada uno la pertenencia de sus viviendas, está toda esta ciudad montuosa y de tal modo, que apenas parece hay población en ella, por lo cual conviene que se ordene que dentro de treinta días, pena de diez pesos aplicados para obras de república, cada uno limpie y desmonte su pertenencia y todos los labradores y encomenderos limpien y abran las entradas y salidas de los caminos, de suerte que no haya embarazo al salir y entrar,”  

 

Los caminos eran una de las principales responsabilidades de los municipios; por ellos viajaban tropas y mercancías que hacían grande al Imperio Español. Debían estar sin hierba, emparejados con cierta pendiente para el escurrimiento del agua de lluvia. Los vecinos les daban mantenimiento en las cercanías de la ciudad, y ya entre las ciudades eran los gobernadores. Los grandes caminos reales eran tarea del propio virrey, pues para su reparación se utilizaban presos, o indios encomendados. 

 

Para trabajos más delicados se requería de la precisión de hombres con experiencia en la construcción; muchos de los primeros grandes constructores de la ciudad eran militares, pues tenían experiencia en la construcción de trinchera, murallas, fortines, este es caso de un sargento de nombre Juan de Montalvo que haría los trabajos de albañil y de carpintero; mientras era supervisado por el capitán Juan Cavazos, quienes debían mejora la Iglesia Parroquial, hoy Catedral Metropolitana. 

 

Un albañil era, en el lenguaje de la época:”El artífice que labra o edifica casas, sirviéndose solamente de materiales menudos, como son cal, hyeÅ¿o (yeso), barro, ladrillo, teja, ripio etc.  a diferencia del cantero que usa y se sirve de piedra, y labra y ajusta 

 

En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey del Nuevo Reyno de León, en diez y nueve días del mes de febrero de mil y seiscientos y sesenta y tres años, el cabildo, justicia y regimiento desta dicha ciudad conviene a saber, don Roque Virto de Buitrago teniente general de gobernador de todo este reyno y justicia mayor desta ciudad y su jurisdicción; el capitán Gregorio Fernández, alcalde ordinario de segundo asiento, el capitán Juan de la Garza, el alférez Pedro de la Garza, regidores y con asistencia de Pedro Flores procurador general (…) Decimos que por cuanto está tratado de que en esta ciudad se haga iglesia parroquial, en la parte y lugar donde estaba, que mediante a estar mal edificada y los temporales, se ha caído; para cuyo efecto está concertado el sargento Juan de Montalvo para hacer dicha iglesia, maestro de albañil y de carpintero y porque asimismo conviene que haya persona de toda satisfacción, para que asista y acuda asolicitar la dicha obra, para la cual se ha ofrecido el capitán Juan Cavazos vecino desta dicha ciudad, el cual promete de asistir a ella desde que se empiece hasta que se acabe dicha obra y por cuya traza y orden se ha de fabricar. 

 

Llegan los tlaxcaltecas

Durante los gobiernos de Martín de Zavala (1625-1664) y de Francisco de Barbadillo y Vitoria (1719-1723) llegaran a la Ciudad y al Nuevo Reino de León centenares de familias de “indios madrineros” tlaxcaltecas. Ellos enseñarían a los aborígenes salvajes a vivir en civilización; no se logró mucho en la pacificación de los indígenas, pero trajeron consigo importantes aspectos culturales de la vida mesoamericana.

Entre ellos, aportaron artesanía a la construcción, con columnas, dinteles, cornisas, balcones, arquitrabes, falsas columnas y otros elementos que embellecieron las adustas fachadas norestenses, que eran sólo de aplanados. También trajeron los tlaxcaltecas herrería artística, y barrotes con curvas y figuras.

Muchos tlaxcaltecas participaron en la remodelación de la Ciudad como canteros y herreros. No se encuentran datos de que la ciudad les haya concedido el grado de albañil o maestro albañil, pero seguramente fueron parte integral de los procesos constructivos coloniales.

Joaquín de Arredondo gustaba de vivir en Monterrey

Pasado un tiempo, el comandante de las Provincias Internas de Oriente, Joaquín de Arredondo -persecutor de los insurgentes Hidalgo y Bernardo Gutiérrez de Lara-, pidió al Ayuntamiento de Monterrey cuatro albañiles  para arreglar la Calle de San Francisco -hoy Ocampo-. 

 

Aunque la jurisdicción de Arredondo se extendía además del Nuevo Reino de León, al Nuevo Santander -hoy Tamaulipas-, Coahuila y Texas, el catalán siempre tuvo una predilección por Monterrey, donde instaló su cuartel provisional en el Barrio Antiguo, llamado la Maestranza, porque se fundían cañones y arcabuces. Vivió en Monterrey y trató de simpatizar con sus vecinos; su propia hija ilegitima viviría en la Ciudad donde se casaría con Gonzalitos y luego sería pareja de Mariano Arista. 

 

… 4 de agosto de 1818: Juntos en Cabildo Extraordinario los Señores Presidente don José Luis de la Garza, Alcalde Ordinario de Segunda Elección, en ausencia del primer nombrado: Regidores don Matías de Llano, don José María Gonzáles, don José Antonio de la Garza y Guerra, don Santos Urive, don Nicanor Martínez, y don Victoriano Martínez se recibió un oficio del Señor Comandante General relativo al arreglo de la calle de San Francisco previniendo convenir a la mejor instrucción del expediente el que los mismos dos peritos que se nombraron se junten con otros cuatro albañiles” 

 

En el decimonono, el término ‘policía’ se refería también a las cuestiones de salubridad, arreglo de calles y de la Ciudad, mercados y otras cosas más, por eso la comisión de policía era la que debía conseguir albañiles para arreglar las calles. Los albañiles eran individuos capaces de realizar una obra por sí mismos, sin dirección de arquitectos o ingenieros, que por otra parte, no había en Monterrey. 

 

… 18 dias de Junio de 1827. Reunidos en Cabildo ordinario … los Ciudadanos Castillon, Alcalde 1o Presidente los Regidores Gonzalez Saens, Garza (Don Antonio José) Gutierréz, Garza, (Don Pedro José) Garza, Don Trinidad) Ayala, Elizondo, Salinas, y los Sindicos  Procuradores Arreola y Garza, (Don Pedro Ygnacio) leyda la acta fue aprovada en seguida se leyeron los oficios siguientes, …Pidió la Comicion de Policia se le De un Maestro Albañil para que arregle los haverios del empedrado se acordó que la comicion haga otro nombramiento y que con honorario se pague lo que se junte de fondo de esta materia 

 

La Guerra de Texas obligó la construcción de un puente

En el año de 1836, con la Guerra de Texas, la Ciudad era paso obligado de las tropas mexicanas con rumbo al norte. Aquí se refrescaban y alimentaban los huestes y sus animales de guerra -caballos y mulas-. Esto requirió la construcción de un puente firme para cruzar el Camino Real -calle Hidalgo- y las acequias del Río Santa Catarina. A ese puente después le llamaron Real, luego Nacional, y terminó siendo Hidalgo que estaba sobre la calle Hidalgo, cerca de donde estuvo el Restaurante El Tío. 

 

Para construirlo no se contrató un albañil, sino a un “maestro albañil” de nombre Juan José Granados como encargado de la obra, según se lee en las dos siguientes actas: 

 

“… 8 de Febrero de 1836… la comision hizo presente faltar lo principal para ello que en un maestro albañil que entienda el mapa con lo que dandose por satisfecha la corporacion respeto de la primera parte de la proposicion por este causal suficientemente se acordó en concecuencia que la comision solicita sujeto intelingente apto y capas de regir dicha obra. un escrito del Ciudadano Juan José Granados para que se le den las tareas que ha de  guardar su turno se acordó pase a los Síndicos y por un policia para este efecto. 

 

“… 15 de Diciembre de 1836…. Señores Cardenas Presidente, Regidor Sepulveda, Carreño, Sada, Zambrano (D. F. A) Cantu, Yglesias, Penilla, Garza Tijerina, Morales, Lozano, Zambrano (D. G) y los Sindicos Procuradores …Para el mejor tratamiento de las tropas que deben llegar a esta capital se acordó que en la falda de la loma por donde baja la agua de la Ciudad se forme por la Comision la obra publica y Jues de policia un puente bastante capás y firme dirigiendo la obra que se hara con los correccionales un maestro albañil, cuidandose asi mismo que se rebaje con los presos la cuenta del Pueblo y que por el Alcalde del Pueblo se mande comprar el puente llamado del mismo Pueblo”. 

 

El oficio de albañil  era tan valorado que un preso de la cárcel municipal fue utilizado y remunerado por el municipio por su trabajo

 

Sesion ordinaria del 24 de Febrero. Leida y aprovada la acta presentaron juramentos tomaron posesion de sus empleos de Alcalde 2o. Don Jose Francisco Antonio de Llano y de Regidor el Señor Don Jose de Jesus Elisondo…Por ultimo atendida la utilidad de uno de los presos que hase de  albañil se acordo se le gratifique con dos reales semanarios.,  

 

Aquí termina la preeminencia de los Albañiles como grandes constructores urbanos en Monterrey, algunas etapas de la Catedral, el Obispado y muchas otras construcciones de la época fueron realizadas por practicantes de este oficio. 

 

Luego vendría una época en que la gran construcción y urbanización de la ciudad estuvo en manos del Ingeniero de la Ciudad. La primera noticia que se encuentra de un Ingeniero de la Ciudad de Monterrey es cuando renunció Antonio Lafrano en el año de 1856.

Continuará…  

 

FUENTES: 
Francis Hours, las Civilizaciones del Paleolítico, Breviarios, Fondo de Cultura Económica, México, Distrito Federal, 2008.

Archivo Histórico de Monterrey. Colección Actas de Cabildo. 

6 de Febrero de 1636, 19 de febrero de 1963, 4 de agosto de 1818, 18 de junio de 1827, 8 de febrero de 1836, 15 de diciembre de 1836; y 28 de febrero de 1843.