Editoriales

La Astronomía

El primer espectáculo visto por el hombre fue el cielo. Desde siempre ha sido una delicia ver el sol, la luna y las estrellas. La vida humana cambió cuando comenzaron las observaciones atentas y detalladas de sus movimientos. Fue en Egipto donde comenzó la cultura de lo que hoy denominamos astronomía, y los egipcios pensaban que absolutamente todo lo que sucedía en la vida de la Tierra dependía de los astros.

Se fijaron que existen los ciclos y es ahí donde comienza el desarrollo de la humanidad pues se determinaron los tiempos de cacería, de agricultura, de las celebraciones y se podía viajar orientándose con el firmamento. Hay pruebas que datan del año 2, 500 adC. Donde se aprecia claramente que ya para entonces se tenía experiencia en identificar que las estrellas giraban en 360 grados en un lapso de 365 días, lo que permitió elaborar un calendario basado en ese ciclo, que lo dividieron en 12 meses de 30 días más 5 días adicionales a los que llamaron epagómenos que completaban todo el ciclo. 

Así construyeron la pirámide de Gizeh alineada con la estrella polar, misma que les servía para determinar el inicio de las estaciones con la sombra de la cúspide. El río Nilo crecía a partir del momento en que la estrella Sothis o Sirio podía verse antes de la salida del sol. Y así por el estilo fueron con el tiempo anotando observaciones del cielo que les dieron los primeros datos de la astronomía que son influyentes en la vida de la Tierra. 

Los babilonios se dedicaron a observar los movimientos del sol y la luna para afinar su calendario. Para ellos, el mes comenzaba al día siguiente a la luna nueva. Al principio lo hacía de acuerdo a la observación directa, pero con el tiempo lo hacían anticipadamente, esto fue en el siglo VIII adC. Dejaron escrito que el 15 de junio de 763 adC. hubo un eclipse solar y calcularon la periodicidad de los siguientes describiendo el ciclo de Saros que es una sucesión de 223 periodos de lunas, es decir, un poco más de 18 años y 10 días. Ya para el año 400 adC dividieron el día en 24 horas y comprobaron que los movimientos aparentes de la luna y el Sol, de oeste a Este, no tienen una velocidad constante.

Y de ahí partieron para tener cálculos matemáticos muy avanzados pues tomaban como base la velocidad de la luna que, durante la mitad de su evolución aumenta linealmente del mínimo al máximo y desciende al mínimo en el final del ciclo. Con sus observaciones, los babilonios calculaban los tiempos con una gran exactitud, prediciendo la Luna nueva, las posiciones que tendrían la Luna y el Sol durante todo el mes. Estas pruebas están en tabillas de escritura cuneiforme del año 491 adC, en Babilonia y en Uruk, que pertenecían al legendario astrónomo babilonio Naburiannu, quien además era astrólogo. Desde entonces existe la astrología, diversa de la astronomía que estamos comentando, una seudo ciencia que relaciona a los astros con la adivinación del futuro. Es increíble la cantidad de personas que actualmente creen y se apoyan en la astrología para tomar decisiones personales creyendo que hay señales enviadas del firmamento para los humanos. Lo cierto es que la astronomía es la ciencia primigenia de la humanidad, y a ella le debemos cuando menos la inspiración y curiosidad de los primeros científicos.