02/May/2024
Editoriales

Las exageraciones de Pelé

Todo mundo necesita de cierto reconocimiento por lo que hace bien; pero entre las grandes personalidades algunas sufren de megalomanía. Artistas, políticas, científicas, filántropas y deportistas hay que padecen delirio de grandeza, cuando en realidad no lo necesitan. Se entiende que escalar muchos peldaños puede inflamar el ego, pues recibir reconocimientos no es cualquier cosa, y sus recipiendarios son candidatos a ser fantasiosos. Al revisar las solicitudes de empleo para alguna vacante en una empresa, se advierte que los aspirantes a ocuparla exageran su trayectoria para dar una mejor impresión al jefe de personal. Eso es entendible, no justificable y menos recomendable, porque al descubrirse las ponderaciones quiméricas terminan convirtiéndose en elementos de descalificación.

Pero es criticable que este fenómeno se presente entre quienes son triunfadores, pues no necesitan presumir lo que no son; su realidad es suficiente. Como por ejemplo, el inmortal futbolista Pelé, quien festejó en grande su gol número mil en el estadio Maracaná en el año de 1969 jugando con su equipo Santos contra Vasco de Gama. En el segundo tiempo El Rey Pelé clavó un coreado gol ejecutando un tiro de penalti, y el Estadio más grande del mundo se caía en lágrimas, gritos y abrazos entre los aficionados porque eran testigos del único hombre en la historia del mundo que alcanzaba el récord de mil goles en su carrera. Fue tan festejado que al portero argentino Edgardo Andrada fue reconocido después como el guardameta al que Pelé le metió el gol número mil. Desde luego que Pelé “o rey do gol” llevaba todo el año diciendo que implantaría esa marca, y que su meta en la vida era meter mil goles. Siguió jugando y según sus cuentas llegó a los mil 282 goles el día que se retiró. Después vino otro brasileiro, Romario, que también metió mil goles, y Pelé no lo soportó, diciendo que él había metido mil goles a la edad de 29 años, mientras Romario lo hizo hasta los cuarenta y uno.         

Pero la mentira o exageración puede correr toda la vida, hasta que la verdad la alcanza en un breve momento. Porque Pelé llevaba sus cuentas a su conveniencia; contaba los goles de los partidos oficiales, de los amistosos, de entrenamiento, y tal vez los que anotó en alguna “cascarita” en su natal Tres Corazones, de Minas Gerais, Brasil. La cuenta oficial es que Pelé se retiró con un récord de 757 goles, no los mil 282 que él contabilizaba. Para muchos de sus admiradores Pelé es el mejor futbolista de todos los tiempos, pero hay otros que metieron más goles que él, como el austro-checo Bican, que llegó a los 805 goles. Pelé tiene otros récords que parecen ser insuperables, por lo que no debió exagerar el número de goles, ya con el sólo hecho de que se le siga llamando El Rey, es suficiente para ser todo un triunfador.