06/May/2024
Editoriales

Reconocer, aún tardíamente, a los héroes

El 27 de mayo de 2006 se realizó en Praga un acto reivindicatorio importante. Se rindió un funeral de Estado al primer ministro Alois Eliás, que había sido ejecutado en 1942, es decir, 64 años antes, por haber traicionado a los nazis. Alois fue nombrado Primer Ministro cuando Bohemia y Moravia estaban bajo control de los alemanes, y por lo tanto, él debía obedecer las órdenes de Hitler. Sin embargo, Eliás estaba en contacto secretamente con el gobierno checo en el exilio, y actuaba a favor de la resistencia. Más o menos libraba las sospechas de traición a los nazis, hasta que decidió envenenar a 17 periodistas checos que servían a los intereses de Hitler. El inconveniente de su plan era que lo tenía que realizar él mismo, pues un asunto tan delicado no podía delegarlo en nadie. Su plan empezó con la compra en una pastelería de ricos bocadillos y, con el apoyo de un médico amigo, les inoculó bacterias del tifus y de tuberculosis, más una buena dosis de botulínica. Eso era, indiscutiblemente, mortal. 

Para ese momento ya había convocado a la sede del gobierno a los periodistas traidores para -supuestamente- hablarles de la inminente invasión de la URSS. 

Todo parecía caminar sobre ruedas, pero de los 17 periodistas sólo asistieron siete porque la hora de la convocatoria coincidía con la comida, y de esos siete, sólo cuatro enfermaron a consecuencia de los bocadillos envenenados. Según se dedujo en las investigaciones, tres de los periodistas asistentes a sólo uno, Karel Laznovsky, se le antojó comer varias de las delicias ofrecidas y murió. Los periodistas son una clase especial de personas que gustan de la investigación, y fueron ellos quienes dieron informes a la Inteligencia alemana que descubrió el doble juego de Alois Eliás. Lo que siguió era obvio que sucediera: fue detenido el 27 de septiembre de 1941, y ejecutado en mayo de 1942, tras un juicio público. Hubieron de pasar largos 64 años para que se le reconociera su sacrificio a favor de la resistencia checa y en contra del nazismo de Hitler. En Nuevo León tenemos varios pendientes históricos, uno de ellos es el homenaje al gobernador Manuel de Santa María, quien siendo español, renunció a la gubernatura para apoyar la causa independentista y murió fusilado junto a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, y los demás próceres de la patria.