27/Apr/2024
Editoriales

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Febrero 2 de 1919: Muere en Monterrey el ingeniero Miguel Filomeno Martínez, benemérito de la educación. Nació en Monterrey el 5 de julio de 1850, siendo hijo de Antonio Martínez y Francisca Pérez, desde joven le notaron que mostraba dotes para la ejecución de piezas musicales en varios instrumentos, sobre todo en la flauta, llegando a formar parte de una orquesta formal que dirigía Albino Sarabia. Al unísono estudiaba la secundaria y tomó lecciones de filosofía, latín y matemáticas. En 1865 el joven Miguel F. Martínez fue premiado por ser el mejor estudiante de filosofía e invitado por Serafín Peña a colaborar con él como maestro auxiliar. Se matriculó en la primera generación de ingenieros topógrafos del Colegio Civil, misma que no terminó el ciclo de estudios al ser cancelada la carrera por el gobierno, pero él continuó sus estudios en forma particular con el único ingeniero que había en el estado: don Francisco Leónides Mier. En 1870 se incorporó de lleno a la educación, dirigiendo una de las dos escuelas públicas que existían en Monterrey. Se tituló el 31 de octubre de 1871 siendo el suyo el único título del ramo topográfico que produjo el Colegio Civil. En base a sus trabajos topográficos que culminaron en un plano oficial de Monterrey, en enero de 1872 fue designado Ingeniero de la Ciudad. Incursionó en el periodismo, fundando el periódico El Jazmín, primer periódico ilustrado en Monterrey. Casó con Josefa Rendón en 1875 y ambos procrean a sus hijos Ignacio y Miguel D. Martínez Rendón, que serían distinguidos hombres del arte y la cultura nuevoleonesa. En el Monterrey de 1885 con 30 mil habitantes, fundó un colegio privado, pero su vocación era la educación pública, y en 1877 aceptó dirigir la Escuela Pública de Niños de Lampazos, en donde además formó la banda municipal de música.  En 1890 fue regidor comisionado de instrucción primaria en el Ayuntamiento de Monterrey, desde donde impulsó los programas educativos hasta 1901. El gobernador Viviano L. Villarreal reabrió la Escuela Normal del estado y nombró director a Miguel F. Martínez, lo que lo decidió a cerrar su colegio particular pues ya acumulaba dos puestos: de día era inspector de escuelas primarias y de noche, director de la Normal. En 1882 impulsó la creación de la Biblioteca Pública del estado, pero de 1883 a 1885 hubo de retirarse de sus puestos públicos para atender una fuerte carga de trabajo privado en su despacho de ingeniero topógrafo. Regresó a la educación creando la Academia Profesional para Señoritas, y en 1892 fue nombrado por el presidente Porfirio Díaz director general de Instrucción Pública, hasta el año de 1900, cuando regresó al Estado para ser director del Colegio Civil de 1900 a 1901. De 1911 a 1914 dirigió la Escuela Nacional de Maestros. Luego fue senador por el Estado de Durango y al término de su encargo regresó a Monterrey. El Congreso del Estado lo nombró en 1918 Benemérito de la Educación y murió al año siguiente. La Escuela Normal del Estado, lleva su nombre desde 1943, pues los reconocimientos que se le hagan al ingeniero Miguel F. Martínez, son pocos para su prolífica vida dedicada a la educación.