Es verdaderamente largo el plazo que debe transcurrir entre las elecciones y las tomas de protesta de los candidatos triunfantes o gobernantes electos, pues el proceso electoral fue en la primera semana de junio y los electos comienzan a ejercer sus funciones algunos en septiembre y otros en octubre… esos casi tres meses son muy difíciles, pues los procesos de entrega – recepción pueden reducirse drásticamente y realizarse en una semana… lo demás es simple protocolo ajustable a las necesidades reales…///

Esto lo decimos porque los electos están sujetos a un gran escrutinio -de tirios y troyanos- en el proceso de nombramiento de los funcionarios, pues el monstruo de las mil cabezas necesita alimento, y hay empresas e individuos que de ello hacen su modus vivendu… que fulano de tal no, porque trabajó con el anterior gobierno, que perengano de tal muchísimo menos, porque no tiene experiencia, que el otro tampoco debe ser, sino que debiera nombrarse a mi compadre Juanito que ‘tiene más experiencia y honestaidá’… es un manoseo increíble y quien sale perdiendo es el Estado, pues como dice el refrán: calumnia que algo queda…///

Esto es válido también para la Universidad Autónoma de Nuevo León, pues las grillas y filtraciones se nota que van encaminadas a que se incorpore un representante de cada uno de los grupos universitarios… claro que esto parte del principio democrático de que ‘el que gana, no gana todo y el que pierde no pierde todo’, que es saludable, pero se está exagerando el punto… las instituciones resienten esos golpeteos porque su prestigio se ve mermado, y eso no es bueno para nadie… ¿estamos?...///