02/May/2024
Editoriales

GPS ECONÓMICO, Deer Park: AMLO utiliza la “histeria verde” y refuerza a Pemex

Tiene razón el director de Pemex, Gustavo Romero Oropeza, cuando dice que en “las próximas décadas, la demanda de combustibles fósiles aumentará”. Esto es bien sabido y no sólo por la reactivación, que no crecimiento,  de las economías del mundo sino, sobre todo, porque muchas naciones no se sometarán a la exigencia de la COP26 de la ONU; el Foro de Davos ; la Agencia Internacional de Energía (AIE) y ahora el gobierno de Joe Biden en Washington;  de recortar su consumo de combustibles como el petróleo, el gas o el carbón, para lograr consumir la mitad de estos en el 2035 como exige “hoja de ruta para la transición energética” y lograr la “neutralidad de carbono”, para el 2050. Si no lo hacen, dicen esos organismos, “la catástrofe climática” sobrevendrá.   Ya lo dijo el gobierno de la India;  lo acaba de decir el gobierno de Australia y antes el de China y otros que, o de plano rechazan esas metas, o ponen resistencia bajo el argumento, como dijo el gobierno australiano hace unos días,  de que: No hay un respaldo energético para el caso de que las “energías renovables” no funcionen y no proporcionen la fuerza necesaria para mover sus económicas. De hecho el gobierno de la India adoptó una postura más radical; Ustedes los países industrializados se desarrollaron y salieron de la pobreza utilizando esos combustibles fósiles. Nosotros no podemos renunciar a tener electricidad, agricultura moderna o  industria porque esos países nos lo exigen. De hecho Mark Carney, ex director del banco de Inglaterra y actual coordinador de la reunión COP26 en Glasgow Inglaterra en noviembre, en donde se piensa reafirmar esas metas de “reducción de emisiones”;  le propuso  a África “renunciar al desarrollo”  y vender, para enriquecerse, sus bonos de carbono o “compensaciones” por no emitir carbono y vender esos “derechos” de emisión a los países industrializados.  

  Por otra parte, la compañía Royal Dutch Shell, propiedad en un 7% del fondo Black Rock, anunció esta semana que su consejo directivo había aprobado un plan para que la compañía abandone la producción de combustibles fósiles para el 2050. La Exxon acaba de integrar dos activistas ecológicos en su comité directivo y Chevron se ha comprometido también a reducir sus “emisiones” en los productos que venden a sus clientes, principalmente a los choferes de pipas o tráileres.  Obviamente las petroleras, de la mano con los fondos de inversiones, van en busca de un gran negocio o burbuja especulativa. Según los “escenarios” que publica Shell, entre este año y el 2030;  a “los políticos”, es decir a los gobiernos, se les obligará a someterse a estos planes de reducción de emisiones “aplicando un precio (impuestos) para determinado a una masa crítica de emisiones”. Es decir, además de las inversiones que se harán hacia el “reset” o el reseteo ver de la economía mundial, forzando a los países a invertir sólo en energías como la solar o la eólica y al mismo tiempo  suspendiendo proyectos petroleros o de carbón y gas, han montado ya una burbuja especulativa de “bonos de carbono” o “instrumentos financieros verdes” como la que montaron en el 2008 con las hipotecas y antes, en el 2001, con las “empresas.com”.  Por eso Shell puso a la venta algunas de sus refinerías, debido no sólo a las pérdidas del 2020, sino  también  a las bajas ventas de los últimos años, ante el estancamiento de la economía mundial. El gobierno del presidente AMLO aprovechó esta “coyuntura” para adquirir una refinería, que contrario a las fantasías de la “mafia verde”, será muy útil por varias décadas puesto que la economía “carbón neutra”, nunca se aplicará ante la resistencia de las naciones que no aceptaran regresar a la edad media y sacrificar a su población por no poder sembrar alimentos o criar ganado debido a las “huellas de carbono” que existen en esas actividades fundamentales para la sobrevivencia humana, como exige la “hoja de ruta” de la AIE y el FED o la ONU.