27/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Diciembre 24 de 1523: Se celebra por primera vez la Navidad en la Nueva España. El  autor fue el franciscano flamenco fray Pedro de Gante (1479-1572), quien lo informó epistolarmente en 1557 a Felipe II. Desde aquellos años corría la especie de que Gante era hijo de Maximiliano I de Habsburgo, el emperador del Sacro Imperio Romano. Lo cierto es que Gante invitó a todo mundo que viviera dentro de diez leguas de la ciudad de México, a asistir en Nochebuena a la Iglesia de San Francisco para festejar el aniversario del nacimiento de Jesús El Cristo, y el patio del recinto fue insuficiente. Fray Jerónimo de Mendieta afirma que allí nació la inspiración para elaborar adornos navideños nacionales -aunque está comprobado que el primero fue en 1223-, como los nacimientos y otros que lucen hasta el Día de los Reyes: un portal y un pesebre que representa al de Belén con el niño Jesús y su Madre, San José y los pastores.

A partir de entonces, la Navidad en México es una gran fiesta de la fe, la alegría, y los platillos típicos de cada región para cenar en la Nochebuena. Estos datos aparecen en “La práctica religiosa en México”. Siglo XVI, del padre Joaquín Antonio Peñalosa. La piñata, el nacimiento, las posadas, los reyes magos, las pastorelas, la cena de Navidad y los villancicos, son tradiciones cristianas adaptadas con elementos indígenas que permanecen hasta nuestros días. Las posadas inician temprano con una oración, la gente va detrás de los “santos peregrinos” (José y María) con velas y cantos, se dicen las letanías y se rompe la piñata. La representación de Jesús, María, José, los pastores, los ángeles, el burro, la vaca y el pesebre, ha sobrevivido con el toque mexicano artesanal. La costumbre de regalar obsequios en Navidad, existe sólo fuera del centro del país, donde los obsequios se dan en el Día de Reyes, tal como se hacía en la colonia. El árbol de Navidad, los villancicos, la piñata, el nacimiento, las posadas, las pastorelas... son hermosos elementos que configuran la fiesta de Navidad. Quienes los hemos disfrutado, no podemos olvidarlos aún con el paso del tiempo, la modernidad y la internacionalización. Qué bonito es conservar las tradiciones, pues conservar nuestra cultura, es conservar nuestra identidad. Preparémonos para la cena de hoy, aunque no estemos todos reunidos por cuestiones de la crisis sanitaria, pero la ventaja es que ahora existen medios de comunicación que nos permiten abrazar y besar virtualmente a los familiares ausentes. Hoy tendremos una Nochebuena fría pero en paz, esperando la Navidad. Les deseo mucha salud y mucho amor, que son los mayores regalos de Dios.