Esta palabra no está en los diccionarios castellanos, pero está de moda. Se usa mucho en la física, así como en las ciencias sociales. Viene del inglés resilience que expresa la capacidad de un material para recuperar su forma original, luego de ser sometido a altas presiones. En ese sentido, equivale a la energía que un material es capaz de almacenar cuando la presión lo obliga a reducir su volumen y se expresa en julios por metro cúbico. En psicología se utiliza para denotar la capacidad que tienen las personas de superar las tragedias o traumas psicológicos.

El neurólogo y psiquiatra francés Boris Cyrulnil introdujo el término luego de su tragedia personal, pues sus padres judíos fueron asesinados por los nazis, y ello le motivó a estudiar la recuperación de los sobrevivientes de los campos de concentración. Ciertamente el origen del término resiliencia es latino (resilio, ire) que es saltar hacia atrás, pero nos llegó del inglés, como muchas otras cosas que los sajones encuentran mejor uso que el dado por los latinos.