04/May/2024
Editoriales

Cuentete. El precio de la crítica

Manuel Rodríguez era un crítico mordaz que vivía en una lejana República bananera. Desde niño criticaba ingeniosamente, no a su maestra, sino al director de la escuela, tampoco criticaba a sus compañeritos de salón sino a sus ancestros, convirtiéndose en el centro de atracción durante los recreos.

Continuó su vida criticando -cada vez con mayor mordacidad- a los más altos de la escalera social, y al salir de la escuela buscó trabajo de periodista. El destino puso las condiciones para que una Televisora privada le diera un espacio en sus noticieros y Manuel se dio gusto criticando con su estilo irónico a todos los mandatarios de la región. Pronto se convirtió en un personaje conocido, pues a los bananeros les gustaba criticar, pero ninguno tenía su ingenio y valor. Su segmento noticioso era un éxito, la Televisora creció en rating, pero un día llegó a gobernar su país un hombre que no aceptaba críticas.

Eso a Manuel no le importaba, porque criticar era lo suyo, así que continuó con lo que sabía hacer, dándole material al pueblo para que se riera del gobernante, que con sus declaraciones zigzagueantes daba material para las bromas crueles. Manuel no se daba cuenta que corría peligro, pues los castigos a los críticos se endurecían cada vez más, hasta que los legisladores -corifeos del gobernante- modificaron la ley para considerar a la crítica como delito mayor, castigado con la pena de muerte.

Cuarenta y ocho horas después de aprobada esa ley, Manuel fue detenido porque seguía criticando al gobernante, ridiculizándolo con sus propias declaraciones.

Al día siguiente fue a la cárcel un defensor de oficio a decirle que pediría el indulto a cambio de que Manuel se disculpara, y dijera que el gobernante era muy bueno.

La propuesta fue aceptada por el juez y lo llevaron fuertemente custodiado a la televisora donde trabajaba y le abrieron los micrófonos saliendo su imagen a cuadro.

Una voz en OFF le preguntó a Manuel Rodríguez qué tenía que decir respecto del gobernante, y sin titubeos dijo:

_Es un cómico involuntario y el único gobernante del mundo que desgobierna a su país.

Al salir de la Televisora, Manuel Rodríguez tuvo el honor de estrenar una nueva legislación: la ley fuga.