Internacional

Investigadores del Vaticano sobre abusos regresan a Chile

CIUDAD DEL VATICANO  — El equipo de investigadores del Vaticano que expuso el abuso sexual por parte de sacerdotes y un encubrimiento a gran escala en la Iglesia católica de Chile están por regresar a la dividida diócesis de Osorno, pero ahora en una misión pastoral.

El portavoz del Vaticano, Greg Burke, dijo el jueves que la visita a Osorno del arzobispo Charles Scicluna y de monseñor Jordi Bertomeu no tiene carácter investigativo, sino pastoral, como parte del esfuerzo del papa Francisco para ayudar a Chile a sanar las heridas del escándalo.

Osorno quedó muy dividido desde que el papa Francisco pidió en 2015 al obispo Juan Barros que guiara a la diócesis, ignorando las objeciones de algunos de los demás obispos de Chile. Barros fue uno de los principales allegados del sacerdote depredador más notorio del país, el padre Fernando Karadima. Víctimas de éste acusaron a Barros de haber presenciado sus abusos y haberlos minimizado.

Barros ha negado los señalamientos, pero fue uno de los más de 30 obispos chilenos que presentaron recientemente su renuncia al papa Francisco después de que Scicluna y Bertomeu publicaron un informe de 2.300 páginas donde detallaron décadas de abuso y encubrimiento en la Iglesia chilena.

Inicialmente, después de ser fuertemente criticado por defender a Barros durante una visita a Chile, el papa Francisco envió a ambos a Chile en febrero para escuchar testimonios de víctimas y testigos. Entre las 64 personas que entrevistaron Scicluna y Bertomeu había miembros de una delegación de Osorno, a unos 900 kilómetros (560 millas) de Santiago.

Entre otras quejas, los opositores de Barros alegaron que ya no se podía confiar en él para proteger a los niños de los pederastas en Osorno, luego de que afirmó que nunca presenció ningún abuso mientras todo sucedía a su alrededor en la comunidad a cargo de Karadima.

La misa en la que Barros asumió como obispo en la catedral de Osorno en marzo de 2015 se vio empañada por protestas violentas de algunos de los cientos de católicos locales, quienes lo siguen rechazando como obispo, protagonizando protestas regulares que han dividido a amigos e incluso a familias.

Desde entonces, los críticos han acusado a Barros de una gestión torpe en la diócesis, lo que significó el abuso de poder.

El portavoz de un grupo de laicos católicos en Osorno, Juan Carlos Claret, afirmó que la visita de Scicluna y Bertomeu era “lo menos” que podían esperar, dado que el propio papa fue responsable de los problemas de Osorno. Recordó que en primer lugar Francisco nombró a Barros pese a las objeciones de los fieles de Osorno y de algunos obispos de Chile, y que luego lo mantuvo allí a pesar de tres años de protestas.

Claret dijo que aunque aprecian el gesto, no saben para qué vienen.

Una declaración del Vaticano dijo que la misión de Scicluna y Bertomeu en Osorno, prevista para los próximos días, busca “avanzar en el proceso de reparación y curación de las víctimas de abusos”.

Se espera la misión después de que Francisco reciba a otro grupo de víctimas de Karadima en el Vaticano este fin de semana. A finales del mes pasado, Francisco pasó cuatro días con los principales acusadores de Karadima.

En los últimos tres años, Barros se ofreció dos veces a dimitir en medio de la creciente indignación que provocó su nombramiento, pero Francisco se negó inicialmente a aceptar su renuncia, culpando a los “izquierdistas” de Osorno de su oposición.

Esa actitud dejó un sabor amargo entre muchos fieles en Osorno, que culparon al papa, más que a los obispos de Chile por sus problemas. Hasta la fecha, Francisco no ha explicado por qué nombró a Barros en Osorno, a pesar de que los líderes de la Conferencia de Obispos de Chile habían propuesto que Barros y otros obispos entrenados por Karadima renunciaran y se tomaran un año sabático para calmar las aguas después del escándalo de Karadima.

Francisco ha admitido que cometió “graves errores de juicio” en el caso de Barros, pero culpó de sus fallas a la “falta de información veraz y equilibrada” que nunca le llegó. No ha revelado quién le proporcionó la mala información o por qué decidió ignorar la voluntad de los obispos de Chile, de los fieles de Osorno e incluso de miembros de su propia comisión asesora sobre abusos sexuales que se opusieron al nombramiento.

Una figura clave es el padre Germán Arana, un jesuita español allegado a Francisco y Barros. En 2016, un grupo de jesuitas de Osorno escribió una carta a su superior quejándose de la presencia de Arana en la diócesis como partidario de Barros, diciendo que desestimó la oposición a Barros y que los trató “como a niños”, según el texto publicado por el diario chileno La Tercera.

Se espera ahora que el papa acepte su salida, junto con la de los otros obispos formados por Karadima y un número desconocido de otros obispos diocesanos.

Presumiblemente, después de reunirse con la comunidad católica de Osorno, Scicluna y Bertomeu podrán informar a Francisco sobre las necesidades pastorales de la diócesis y el perfil del próximo obispo.