02/May/2024
Editoriales

No se ría de las masacres, señor presidente

El año pasado, el señor Presidente se rió de una nota periodística que hablaba de las masacres en México. Dijo que esas (las masacres) solo estaban en los titulares de los periódicos, y cambió de tema durante su conferencia mañanera. Sin embargo, las masacres existen, ahora en Chiapas, antes en Guerrero, en Michoacán, en Tamaulipas, Guanajuato y en cualquier entidad del país, pues la definición del término es: ‘matanza de personas, por lo general indefensas, producidas por ataque armado o causa parecida’. Y suceden porque los asesinos actúan impunemente, debido a que los programas de seguridad obligan a los agentes de la ley a tratarlos con suavidad. Se sabe que cuando el asesinato no es castigado, su número se potencia ad infinitum.                                                                

Ya es lugar común las ejecuciones a plena luz del día y en público. Lo mismo sucede en restaurantes, comercios, avenidas de alto congestionamiento, o en canchas deportivas llaneras repletas de público. Cierto es que los criminales arrebatan las vidas a narcomenudistas y a militantes de otros grupos criminales, pero también a comerciantes, periodistas y candidatos. Ayer vimos cómo acribillaron a una candidata en Guanajuato -otra más- delante de muchas personas, y hace un mes sucedió lo mismo en un restaurante de la colonia Del Valle en Nuevo León. Esto sucede en todo el territorio nacional, y en el caso de la candidata en Guanajuato, la reacción de la autoridad federal fue, al día siguiente, culpar al órgano municipal electoral de Celaya por no proteger la vida de Gisela Gaytán; nomás faltó que culparan a la propia candidata por no traer suficientes escoltas para su protección. Y analizando la respuesta oficial, cómo van a protegerla los órganos electorales municipales si no tienen el mando de las fuerzas del orden. Nadie se explica cómo podrían esas endebles instituciones detener a unos sicarios que aparecen disparando balas en contra de algún candidato. Lo peor del caso es que, como suele suceder, dentro de una semana se olvidará el tema, pues vendrán otros crímenes que opacarán estos hechos. No es tema de partidos políticos, impacta a toda la nación. Y a decir verdad, a todos nos duele que haya tantas descalificaciones de la figura presidencial, pues el nuestro es un país presidencialista y los que ya no nos cocemos en el primer hervor, recordamos que la palabra del señor presidente era una verdad indubitable. Qué pena que ahora tengamos novedades todos los días de dichos presidenciales tan disímbolos, encontrados e intrincados. Incluso fue de mal gusto reirse delas masacres, pues las risas ante ellas son propias de quienes atacan en grupo a otros animales indefensos y cuando creemos que se están riendo, lo que hacen en realidad es un aviso a sus compañeros de que hay comida para todos ellos.