07/May/2024
Editoriales

Un gobierno de inteligencia emocional

Hoy día se gobierna con inteligencia emocional, no con las leyes de la lógica. Se antepone ‘la justicia’ al estado de derecho, espetando que ‘nadie diga que la ley es la ley’. Por eso vemos infinidad de ejemplos como el del avión presidencial que estaba apenas en proceso de pago cuando se rifó varias veces, y el gobierno -riéndose- se lo quedó, pero luego se asustó al ver que lo podrían exhibir mostrando que el avión lo recogió el banco acreedor, o que por falta de mantenimiento ya no sirve.

Para tapar ese agujero reaccionó metiendo la mano a la caja del tesoro nacional y sacó dinero para seguir pagando el avión y para darle mantenimiento.

Otro ejemplo es que al principio decía que la militarización del país era abominable, pero en el quinto año de gobierno, ya con problemas muy serios en materia de seguridad, la nerviosa reacción fue decir que no, que la militarizacion no es tan mala, es más, que se trata de algo muy bueno, y que las evidencias son públicas.

Desde luego que estas y otras contradictorias actitudes gubernamentales no han derivado en alguna disculpa con quienes tomaron esas decisiones hace poco tiempo, pero eso sí, exige que España se disculpe por actos cometidos hace siglos.  

Ya no sorprenden estas inefables actitudes desde que en 1995 Daniel Goleman escribió su libro ‘La inteligencia emocional’ donde explica cómo da respuesta el organismo a cada emoción:

Con la ira, la sangre fluye a las manos preparando un ataque, con ritmo cardiaco elevado y adrenalina suficiente para una acción violenta.

Con el miedo, la sangre va a los músculos de las piernas para huir, por eso el rostro empalidece -sin irrigación-, creando la sensación de que la sangre se ‘hiela’ y el cuerpo se ‘congela’, mientras el cerebro determina si el sujeto debe esconderse o atacar, prendiendo la alarma que prepara la acción.

La actual forma de gobernar indica que al principio había ira, y ahora existe miedo, explicable tal vez por antecedentes personales desagradables.

Porque quienes están expuestos a estas emociones, obedecen a la inteligencia emocional, reaccionando rápida y no siempre positivamente, para protegerse.

Sin embargo, un gobierno más que pensar en cómo protegerse debe pensar, hablar y actuar congruentemente en favor de los gobernados, pues hacerlo para protegerse además de nefasto, lleva a pensar en cómo no dejar el poder, buscando alargar su periodo constitucional en base a decretos avalados por el Legislativo y el Judicial.