Editoriales

Álvaro Obregón, una anécdota

Sir William Wiseman Bart, presidente del Concejo de Kuhh, Loeb Co. De NY, escribió en una revista norteamericana esta anécdota: “Fui a México a entrevistarme con el presidente Álvaro Obregón y terminada la reunión en Palacio Nacional me invitó a comer al castillo de Chapultepec, íbamos solos con su chofer. Al llegar a las avenidas Reforma y Juárez, frente a la estatua de Carlos IV, se detuvo el auto por la señal de alto.

En ese momento de un grupo de papeleritos que gritaba, salió corriendo un pequeño voceador a quien, por maldad, sus compañeros le habían rociado con gasolina y prendido fuego. La reacción del presidente fue instantánea, increíble… con su única mano abrió la portezuela, dio un tremendo tirón al tapete del coche y corrió tras el muchacho, le alcanzó, lo derribó y cubrió con el tapete. Le salvó la vida al sofocar el fuego con gran rapidez. Regresó Obregón al auto con el tapete en la mano, antes de que los curiosos se percataran de su identidad”. Llegamos a la comida y a nadie le comentó ese asunto.

Sir Wiseman le pidió el tapete. Poco después le hizo llegar uno nuevo… ¡de piel!... hecho por los mejores talabarteros de Inglaterra.

www.expreso.com.mx/edicionimpresa/200080608/2/5.pdf. Consultado el 3 de noviembre de 2010