Un Caballo y un Asno vivían en la mismo pueblo y se llevaban muy bien; convivían algunas veces. Sin embargo, el Asno le tenía envidia secreta al Caballo porque lo alimentaban mejor, sus arreos eran mucho más bonitos que los que le colocaban a él, y además el Caballo trabajaba muy poco comparado con todo lo que hacía el Burro.
Pero un día estalló la guerra y el Caballo hubo de intervenir en varios combates con un valiente Caballero sobre sus hombros, mientras el Burro siguió con su vida normal. Hasta que un día llegó el Caballo herido a la casa del Asno, casi exánime, pidiéndole posada. Al verlo en esas condiciones, el Burro se dijo:
_Ahora ya comprendo.
Fábula de Hesíodo. Versión libre mía.