26/Apr/2024
Editoriales

Diciembre 14 de 1859: firma el gobierno de Benito Juárez el entreguista Tratado McLane-Ocampo, mediante el cual le da a Estados Unidos derecho de paso a sus tropas por los estados del norte y por el istmo de Tehuantepec

Diciembre 14 de 1859: firma el gobierno de Benito Juárez el entreguista Tratado McLane-Ocampo, mediante el cual le da a Estados Unidos derecho de paso a sus tropas por los estados del norte y por el istmo de Tehuantepec. Se trata del Tratado de Tránsito y Comercio firmado en Veracruz que, aunque México mantení­a su soberaní­a sobre los tres pasos del ejército norteamericano, y soberanamente podí­a modificar este tratado, además de la fuerza pública, pues sólo en grave conflicto social podí­a intervenir el ejército de Estados Unidos, pero ya estando dentro de nuestro territorio, hubiera sido sencillo simplemente ya no salirse del paí­s.

Lo único que nos salvó fue que el senado norteamericano se negó a ratificar este tratado porque los esclavistas sureños norteamericanos podí­an utilizar estas rutas en México para transportar esclavos ilegalmente. Posteriormente el gobierno de Juárez se retractó de este documento porque William B. Churchwell instruyó a James Buchanan para que en el tratado incluyera una cláusula en la que México cediera a Estados Unidos la Baja California, lo que resultó una oportunidad de salir con cierta dignidad del error mexicano de haber firmado semejante documento, pero ni así­ se salva de que ahora se utilice como argumento por parte de los detractores de Juárez, acusándolo de ser entreguista a Estados Unidos.

La única explicación más o menos aceptable es que Juárez tení­a que equilibrar el tratado Mon-Almonte firmado por el gobierno conservador –su competencia- con España, mediante el cual, Juan Nepomuceno Almonte, representando a Miramón, suscribió con el ministro español Alejandro Mon, a cambio de ser reconocido como el verdadero gobernante en vez de Juárez, el compromiso de pagarle a España la deuda contraí­da por Santa Anna en 1853, con el 8% de los ingresos de las aduanas mexicanas. Desde aquellos años ya nos veí­amos débiles y divididos, lo que nos convierte en presa fácil para los aviesos intereses extranjeros.